Crítica: “52 Integral 1 de 2”. Cincuenta y dos veces genial.

Evento sin rival en lo que va de siglo, la editorial supo captar la atención del lector sin sus tres iconos. En el reto editorial más ambicioso e histórico hasta su fecha, DC Comics demostró a través de una historia río épica y dramática que su imaginario editorial no tiene límites. Y que se puede ser lector de cómics aún sin Batman, Superman y Wonder Woman. Los bajos fondos, la magia, la ciencia ficción, la fantasía espacial, los viajes en el tiempo, las alianzas internacionales metahumanas, los héroes sin tapujos, los antihéroes veraces, los antagonistas carismáticos y los villanos puros se intercambian y se mezclan en una trama llena de misterios y sorpresas a ritmo televisivo. Antes incluso de la grandeza que las producciones de ficción televisiva han ido alcanzando con los años, con tramas que se desarrollan despacio en beneficio de la evolución de los personajes y los misterios mencionados que permiten unos giros inesperados e insólitos. Pero todo orbitando sobre la mayor expansión imaginativa de la historia del cómic, un disco duro de creación con casi setenta años en el momento de su publicación original.

Eso es 52, una celebración de DC para con todos sin sus tres grandes pilares, como si realmente los cimientos fueran todos los demás más su legado y estos tres su envoltorio, el reclamo comercial. Una solidez que aquí se refleja en unos personajes siempre secundarios que aportan mucha riqueza de caracteres por la que ya no serán los mismos a partir de esta maxiserie. Nos referimos a Vic Sage, René Montoya, Steel, el Hombre Elástico, Black Adam y Booster Gold, pero a su vez apoyados por otros tantos como Kate Kane (Batwoman) que nos dará a posteriori grandes series y momentos.

Los acontecimientos de “Crisis Infinita” (sin duda otro grandísimo evento, sobre todo por sus series prólogo), no sólo han dejado hecho polvo a la comunidad metahumana sino sobre todo a una humanidad decepcionada y descorazonada con sus ídolos. Los tres grandes, cada uno con sus motivos, se han esfumado y el nuevo statu quo pide un cambio. Pero como consecuencia del vacío provocado por esta desesperanza y desazón, criminales como Luthor o Intergang intentarán capitalizar la situación para sus intereses con misteriosas intenciones. Por un lado, veremos a través de estas amenazas a Steel, Sage y Montoya partirse el alma para descubrir la amenaza silenciosa que la desconfianza generada por su “comunidad” ha producido en sus protegidos. Aquí nos referimos a la expansión territorial en política internacional por parte de Intergang respecto a Black Adam, sus objetivos científicos megalómanos al secuestrar a todos los científicos malvados de la editorial (línea argumental morrissoniana que es de lo mejor que ha hecho en DC en su vida, un deleite cada una de las viñetas de esta subtrama), los planes de controlar el crimen en todas sus variantes en las ciudades, que impacta en Montoya, y más. Pero lo bueno, y como he mencionado antes, con un ritmo de páginas que emula muy bien los tempos de un gran acontecimiento televisivo, que conecta con todos sus personajes más importantes ya citados directa o indirectamente.

Con lex Luthor volvemos a la mirada real de lo que supondría un mundo con individuos con estos poderes y sus repercusiones legales (registro legal) e impacto mediático (explotación mercantil del concepto), pero a su vez en una trama que utiliza conceptos cienciaficcioneros y de conspiración política todo en uno que volverá loco al pobre Steel.

Y como estos ejemplos, hay más, en planos dimensionales y mágicos o espaciales (con Animal Man, Starfire y Adam Strange), etc. En relación con el primer concepto, si el Hombre Elástico lo pasó canutas en “Crisis de Identidad” y su drama dejó huella de por vida tanto como en calidad de evento como en calidad de historia dramática, su drama choca la mitología de Superman a través de las consecuencias de Superboy en “Crisis Infinita” y sus manifestaciones religiosas, muy mesiánicas, con la magia del Dr. Fate, interponiéndose el amor en ambos aspectos del guion como fuerza todopoderosa más allá de la ciencia y la magia que nos impele a realizar lo imposible.

Cuando me referí a la estructura televisiva adelantada a su tiempo, lo es. Sí, ya había empezado “Lost” y “HBO” estaba consolidada finalizando sus series emblemas que empezaron el movimiento del que ya tanto nos hemos acostumbrado. Pero utiliza en una superproducción mecanismos que se ven ahora en la tele con habitualidad. Como el uso del reparto de escenas en función del peso climático de sus respectivas tramas, en ocasiones en una misma grapa (lo mismo que en una serie de televisión cuando un único capítulo se centra en un determinado grupo de personajes y tramas por el alto contenido climático que abarca) mientras que la creación y evolución de los personajes y sus contactos entre sí se mantienen inmensos y equilibrados en cantidad y en calidad narrativa, tanto de los protagonistas como de los secundarios, y los más secundarios todavía.

En fin, a día de hoy la serie se sigue leyendo cada vez mejor. Si entre medias el lector amplía miras en la mitología de la editorial, el disfrute es el doble y si el lector es veterano en tiempo y editorial, el reencuentro será cada vez más emocionante.

52 1-26, DC Comics. 52 Integral 1 de 2, ECC Ediciones. 52 DC Omnibus (Cartoné, 156×239 mm.), 576 páginas. Color. Pvp: 51 €.