Crítica: «Animosity 6. El Rey de Texas», una piedra en el camino.

Esta es la serie más longeva de la joven editorial independiente Aftershock. Marguerite Bennett ha escrito para dicha editorial más de un título, pero este Animosity los ha sobrevivido a todos. En él se nos cuenta cómo un día la Humanidad sufre el «despertar» de los animales, es decir: todos los animales del planeta desarrollan conciencia, inteligencia, habla… y deciden devolverle el golpe al ser humano por tantos siglos de dominación, abuso y esclavitud.

La premisa era interesante y prometedora, pero adolecía de un primer arco argumental un tanto errático que no terminaba de aprovechar todo el potencial que tenía. Afortunadamente eso cambió y con cada nuevo volumen hemos ido descubriendo que los autores sí tenían algo que contar. Aquí hemos traído todas las entregas y os hemos desvelado, con cada nuevo arco, como Marguerite Bennett aprovechaba para introducir mensaje, para hacer conciencia o para denunciar, siempre desde la ficción pero con esa perturbadora reminiscencia con la realidad que tienen este tipo de historias.

Al mismo tiempo hemos seguido la epopeya particular de los protagonistas con Sandor y Jessie a la cabeza. Él, como guardián y protector de la que comenzó siendo una niña y ya, a estas alturas de la historia, comienza a crecer ante nuestros ojos. Muchos otros personajes han salido de la historia o han entrado en ella, conformando un grupo cerrado e identificable con el que disfrutábamos/sufríamos entrega a entrega.

Y llegamos a este volumen, el sexto, con las expectativas en todo lo alto. El camino nos ha llevado a Texas y la portada anuncia la aparición de… ¿dinosaurios? ¿Qué nueva aventura espera a nuestro grupo? Pues bien, en esta ocasión, podemos sentirnos un tanto… decepcionados.

El grupo se ha separado y Sandor llega a los campos petrolíferos de Texas. Lo que allí encontramos es prometedor, pero se retuerce en una absurda transformación que mezcla magnates del petróleo con luchas de gladiadores. Sin hacer mucho spoiler, podemos adelantar que la narración no avanza de forma clara y lo que sucede en las páginas de este tomo carece de sentido. Al final se arregla, con la aparición de Jessie y con la revelación de un oscuro secreto de Sandor que promete cambiarlo todo. Pero llega tarde y nos pasamos casi toda la lectura preguntándonos qué es lo que pasa y por qué se cuenta de esta manera y con este dibujo.

Marguerite Bennett no está al nivel acostumbrado y solo nos queda esperar que sea un pequeño bache y no una muestra evidente de cansancio por la longitud de la serie. En el plano artístico encontramos a un poco inspirado Elton Thomasi, que no consigue reflejar las figuras animales como en otros volúmenes y aparecen acartonadas y poco creíbles. Además, la mezcla de animales en los combates de gladiadores resta solidez y contundencia a lo que deberían ser las escenas más potentes de la historia. Ver combatir en igualdad de condiciones a osos contra lemures o a rinocerontes contra llamas es incluso ridículo.

La parte más interesante es de lejos la que profundiza en los personajes, ahí si vemos la potencia de la serie y echamos en falta que no se centre más en esa faceta. Además, el tema gladiadores termina sin que nos demos cuenta y pasa automáticamente al olvido. Se han presentado nuevos personajes, en estos campos petrolíferos, que tienen buen potencial. Ojalá se aprovechen y no queden reducidos al olvido… como sí lo hará este arco argumental.

El tomo sexto, que tiene como título El Rey de Texas, solo contiene cuatro números americanos, por lo que su extensión es menor a la acostumbrada. Planeta Cómic ha aprovechado para incluir todas las portadas aparecidas hasta la fecha, de los 28 números, lo que satisfará a los coleccionistas y completistas. También se incluye un epílogo en el que se muestra el proceso de creación de algunas páginas, material siempre interesante para conocer la confección de la obra.

En conclusión, este sexto tomo está por debajo de la media de la serie. La parte inicial promete algo interesante que parece diluirse por la mala narrativa, tanto gráfica como literaria. Aun así, se recupera de cara al final, con la llegada de Jessie y con la revelación de un secreto que promete, menos mal, que esta serie va a volver a ser la de antes.