Crítica: «Tiny Tina’s Wonderlands», diversión +10
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Muy Recomendable
Si te gustó Borderlands y te gusta el rol, no puedes perdértelo. Un shooter divertido, gamberro y largo.
Allá por 2009 la desarrolladora Gearbox acertó de pleno con un shooter en primera persona totalmente sorprendente. Borderlands llegó para cautivar a millones de jugadores (23 millones de copias vendidas en pocos años) y para inaugurar una nueva IP que desde entonces ha tenido varias partes y juegos, saltándo a otros géneros… aunque ninguno llegó a ser como los dos primeros títulos. El secreto era mezclar la acción frenética del shooter, un mundo estilo Mad Max pasado de rosca, un humor escatológico y bestia, un farmeo interminable de armas y de equipo… con un aspecto visual sensacional que tiraba de cell-shading, huyendo del acostumbrado hiper-realismo. La mezcla fue todo un éxito. Entonces… ¿por qué no repetirla?
Y ahí está el principal acierto y el mayor error de este nuevo juego de la compañía: Tiny Tina’s Wonderland. Para la ocasión, nos trasladamos a un mundo medieval lleno de magia, caballeros, unicornios y bestias, pero mantenemos la misma fórmula y estilo Borderland. Se añaden muchas innovaciones y se apuesta, siempre, por un ritmo incansable y un humor descarado.
Después de jugarlo bien y de reírnos a gusto, os traemos nuestras impresiones de esta gamberrada jugable con la que es imposible aburrirse. Ya la tenemos disponible en PS4, PS5, Xbox One, Xbox SerieS/X y PC, así que atentos a las próximas líneas…
Bienvenido a una partida de rol
Lo primero que llama la atención es que no se trata de la habitual historia en la que nos sumergimos, que va. Nosotros somos un jugador recién llegado a una partida de rol, de las de toda la vida: de papel, lápiz y dados de 20 caras. Como primerizos que somos, tendremos que elegir nuestra clase de personaje y nuestra apariencia (incluso nuestra miniatura está sin pintar, así que habrá que seleccionar colores también) y nos unimos a los otros dos jugadores y a la tarada que sirve como Master. Tina Chiquitina, aquella a la que alude el título.
Aquí las cosas les empezarán a sonar a los veteranos del universo Bordeland, pues el juego está repleto/lleno/infestado de referencias, guiños u homenajes. Aunque, siendo la misma desarrolladora, se puede decir que son auto-homenajes. Los hay tantos, que desvincular Tiny Tina’s de Borderland es imposible, incluso afirmamos que se desarrolla en su mismo Universo. O sea, que este juego es una partida de rol que juegan personajes de Borderland. Aquellos que conocemos la franquicia nos puede hacer gracia, pero los que vengan de nuevas ni se enterarán, perdiendo parte de la «gracia» pero sin afectar a la buena impresión que da el juego desde su inicio.
La historia es la típica en estos casos: un mal que se desata en el Reino y un héroe (o héroes, que se puede jugar cooperativo online y offline) que deben restablecer la paz. Pero la cosa se irá complicando porque la mente de Tina, la master del juego, es una auténtica olla a presión y todo lo que se le ocurre lo va metiendo en la partida… que si dragones, que si piratas, que si quest locas e imposibles… de todo.
Mucho humor y mala leche
Esa es una de las grandezas del juego: el sentido del humor. El cachondeo está servido constantemente, ya sea en la narración de la aventura o en los personajes que nos vamos encontrando. A esto ayuda mucho la localización que se ha hecho, con un doblaje español absolutamente impecable. Todas las bromas y chistes están adaptadas y encajadas a nuestra cultura y nos sorprenderemos en no pocas ocasiones soltando carcajadas en pleno frenesí del combate… bien por lo que vemos o bien por lo que oímos. Preparaos para reír, llegando incluso a hacernos perder algún combate por la risa que nos da.
Pero volvamos al principio, porque el juego nos permite crear nuestro personaje a raíz de seis clases distintas: Brr-serker, Garrapiñazo, Sepulcronato, Tirahechizos, Forestal Esporífero o Puñalomante. Y, a partir de ahí, innovar como queramos potenciando sus habilidades especiales o sus armas y atributos, como buen juego de rol. Incluso, al llegar a cierto nivel de nuestro personaje, se nos permite elegir una segunda clase, que podremos combinar con la primera. Así, por ejemplo, podremos ser hechiceros y guerreros y crear nuestras propias estrategias de combate… consiguiendo que no haya dos iguales.
Porque pasa como en Borderland: las armas-artefactos-armaduras se generan de manera procedural, así que en cada partida podremos encontrar en cofres o al vencer a enemigos, miles y miles de objetos distintos. Recolectar armas y demás es todo un vicio y un aliciente para explorar y explorar cada rincón de Mundoasombro. Pero, por desgracia, se pone demasiada importancia en el combate a distancia, siendo capital conseguir rifles, ametralladoras, revólveres… en detrimento de hachas, arcos y espadas. Esto se carga la experiencia de fantasía medieval y acerca el juego, demasiado, a Borderland. La puntería y la potencia de fuego imperan sobre el ataque cuerpo a cuerpo… y menos mal que se incluyen ataques mágicos, para darle algo de particularidad a las mecánicas y los combates.
Esto es algo que, sin llegar a molestar, sí que tiene un puntito de decepción. Porque acabamos haciendo lo mismo que en los anteriores juegos de Gearbox… abriendo cajas de suministros y munición, recolectando armas de fuego, limpiando zonas… menos mal que Mundoasombro lo cambia (o lo maquilla) un poco. El mapa, que tiene un tamaño bastante decente, lo debemos recorrer desde una pantalla distinta: Accedemos a una vista aérea donde un mapeado, hecho de forma casera (identificamos cañitas, chapas de refrescos, palillos, ganchos de pelo, ganchitos de queso…) sirve como tablero. Por él nos movemos con nuestra figurita y encontraremos quest, secretos y enfrentamientos aleatorios.
Una vez entramos a localizaciones concretas es cuando nuestro personaje se sitúa en vista de primera persona y realizamos la misión en cuestión… que puede ser una misión troncal de la historia o una misión secundaria o encargo. Ya os podéis imaginar, por el tono del juego, que estas misiones son tan cachondas como surrealistas y a veces nos animamos a realizarlas solo por echarnos unas risas.
El aspecto visual del juego es una maravilla. El mundo fantástico-medieval le sienta de fábula a este diseño que lucen los juegos de la compañía. Es todo colorido y vistoso, como si de un cómic se tratara, culminando con unos diseños de personajes, monstruos y entornos sencillamente espectaculares. Poco se puede recriminar en el aspecto visual, si no es por la carga de texturas, algo lenta en las consolas más antiguas. Pero con este estilo gráfico, los combates son increíbles y muy llamativos, además de rápidos y vibrantes. Es una gozada participar en estas auténticas batallas campales de luz, color y explosiones en las que todo se destruye a golpe de hechizo y a carcajada limpia.
Tiny Tina’s Wonderland es un juego singular que reinventa el inmortal Borderland y lo lleva a un entorno de juego de rol. La mala leche y el buen humor que impregna al juego, en todos sus aspectos, se convierte en un aliciente para seguir jugándolo y disfrutándolo. Unido a sus componentes roleros y de exploración, lo convierten en un título muy a tener en cuenta.
Si echabas de menos el mejor Borderland y te gusta el subgénero de la fantasía medieval, este es tu título. Diversión, acción y risas aseguradas. No todos los juegos pueden prometerlo, pero Tina Chiquitina te lo asegura.