Crítica: «Pimo & Rex», colorido y fantástico mundo.

Un vistazo por encima a Pimo & Rex hace que algunos resortes de tu cabeza se activen. Personajes extraños y coloridos en un mundo atestado de detalles. Su estética, su aspecto más llamativo, hace que nos acordemos de populares series de animación como Hora de Aventuras. Única en su aspecto… hasta que llegó Pimo & Rex.

Thomas Wellman, el artista alemán que escribe y dibuja este cómic es una de las cabezas creativas detrás de aquel éxito que fue (y será, siempre) Hora de Aventuras. Diseñador de personajes y escenarios, artista de cuyas manos han salidos los fondos, los mundos por los que deambulaban Finn, Jake y compañía. Este diseñador, ilustrador y creador, decidió formar su propio mundo fantástico aprovechando esa particular forma que tiene de plasmar los más extraños e imposibles personajes.

Pimo y Rex son una pareja de aventureros en este mundo donde los hechiceros y los monstruos campan a sus anchas. Cada uno con su particular crisis creativa (a Pimo se le echan encima las fechas de entrega de su nueva novela y Rex no termina de escribir su próximo éxito culinario) deambulan por el reino luchando por la justicia y desfaciendo entuertos. Una musa atrapada por el nigromante Uno, artista sin talento que precisa del encierro de la pobre Magret, la musa, para poder crear algo mínimamente digno. Pimo y Rex se lanzan a la aventura para liberarla aunque tengan que enfrentarse al ejército de temibles, pero simpáticos y cachondos esqueletos.

El grueso del tomo lo rellena la boda de Rex con su novio de toda la vida, Leo. ¡Y ya era hora! Nosotros, como lectores, asistiremos al evento donde las familias de cada contrayente se conocen y se crean fricciones: la familia de Rex viene de una estirpe de guerreros mientras que la de Leo es una elitista formación de grandes magos. De echo, Leo es un avezado mago que domina los secretos de la 5ª dimensión. Por desgracia, «algo» se colará desde esa dimensión que puede dar al traste con la boda.

Otras aventuras e historias, más cortas pero igual de interesantes, conforman este volumen publicado por La Cúpula. Lo peor que se puede decir de él es que nos deja en lo mejor: Un sucio y traicionero cliffhanger que llega de súbito y cuando hemos comulgado con la serie y su particular estilo. Porque, seamos sinceros, cuesta un poco que un aspecto visual tan rompedor nos entre… pero cuando lo hace, ya no sale de nuestra retina. Acordaos de La Mazmorra o de la propia Hora de Aventuras y entenderéis a lo que nos referimos. Además, en Pimo & Rex está subrayado ese carácter único e imposible. Con unos personajes que no se pueden situar entre lo animal ni lo antropomórfico, son mucho más raros que todo eso... y con un mundo lleno de ángulos imposibles y construcciones oníricas. Las proporciones y los colores tienen otros códigos que comienzan siendo confusos y terminan siendo adorables.

El autor alemán va más allá de las obras mencionadas y, con sutiles referencias a otras obras del género, las retuerce y las reinventa. Lo que vais a leer en Pimo & Rex es único, artística y conceptualmente. Esto es tanto positivo como negativo, pues su apariencia se convierte en su principal traba. Ese muro que crea la propia obra a través de su estética se derrumba una vez comenzamos a leer, porque está la historia llena de humor e imaginación, con unos personajes encantadores y singulares. Como ejemplo vuelvo a los esqueletos, los muertos que el nigromante Uno ha re-animado. Aquí no se limitan a ser soldados sin líneas de diálogo, dispuestos solo a aparecer como figurantes y sucumbir bajo la espada de los héroes. Aquí tiene cada uno su nombre, sus ilusiones y su pequeño desarrollo. Hay una escena en la que uno de ellos cae por una ventana y, tras el combate, otro de sus compañeros baja corriendo a buscarlo preocupado por lo que puede haberle sucedido. Son esos pequeños detalles los que enriquecen y conforman este escenario único y genial.

Súmale la fantástica factura artística que, una vez te atrapa y la «digieres», se torna maravillosa. Al fin y al cabo, si estamos presenciando un mundo de fantasía… ¿dónde está el límite? Obviamente, en la imaginación del autor. Y en cuanto a imaginación, Thomas Wellmann va sobrado. Esperamos pronto más aventuras de esta pareja y, por favor, la resolución de lo que aquí a quedado abierto. Necesitamos más de esta rompedora y valiente historia.