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Crítica: «Kaze and the Wild Masks». Plataformas para sufrir de placer.

Historia
Jugabilidad
Gráficos

Muy Recomendable

Muy recomendable para todos los que gusten de "botonear" y de sufrir ataques de ansiedad positivos con plataformas que van aumentando su dificultad pero que no pueden ser más adictivas.

Valoración de los Usuarios 4.3 ( 1 votos)

Si eres fan de los juegos de plataformas de los 90, Kaze and the Wild Masks, desarrollado por los brasileños PIXELHIVE, es tu juego. Bueno, el tuyo y el de todos el mundo, porque hará las delicias de los más pequeños pero también las tuyas.

Y es que Kaze recoge lo mejor de antaño y lo mezcla con la tecnología más actual, ofreciéndonos un juego con una estética preciosa, digna de los clásicos, pero con la agilidad de un plataformas de 2021. Unos escenarios coloridos y vistosos, un personaje memorable, habilidades chulísimas y un dinamismo que hacen de éste un título superjugable. 

¿Pero de qué va? Pues como indica el título, somos Kaze, una coneja que viaja por las conocidas como Islas Cristalinas con el fin de devolver a la normalidad a su amigo Hogo, que se ha convertido en víctima de una maldición que ha sembrado el caos en el mundo. Hogo se ha transformado en una suerte de espíritu supercuqui que nos acompaña y protege, estando atrapado, cual genio, en un brazalete que Kaze lleva enganchado a su oreja y del que ha escapado el ser maligno causante de la maldición.

Por el camino para acabar con dicha maldición, nos va a tocar darnos de leches contra furiosas plantas vivientes. ¿Cómo? Al más puro estilo noventero, saltando sobre estos malvados vegetales hiperdesarrollados, pero también girando sobre nosotros mismos cual peonza. Oh, ¿que Kaze puede realizar movimientos de ataque? Ya ves, y no sólo eso, pues también puede usar sus inmensas orejas para flotar en el aire cual helicóptero.

Agacharse, saltar, ralentizar el descenso, esquivar, golpear, volver a saltar… el juego es un no parar y cada nivel es (a veces tremendamente) más complicado que el anterior. Y más variopinto y divertido. Desde luego, aburrirte no te aburres, no. Pero es que además, hay niveles en los que hemos de desplazarnos usando tirachinas, o saltando sobre camas elásticas de gelatina, o colgándonos de cuerdas, o buceando, o volando, o escalando por el hielo…

Y esto ¿cómo es posible? Pues algunas de estas últimas habilidades las obtenemos gracias a las Wild Masks del título, las máscaras salvajes, cuyos poderes podemos invocar en determinados niveles, convirtiéndonos en un tigre que no solo tiene un super ataque deslizante al más puro estilo Megaman X, sino que es capaz de escalar paredes verticales, o transformarnos en un poderoso tiburón para surcar las aguas con destreza esquivando mil peligros, o en un águila para ascender por los bosques de secuoyas, o en un feroz lagarto que avanza sin parar por la pantalla a velocidad de vértigo… Lo dicho, no te aburres. Porque las mecánicas cambian constantemente en Kaze y la variedad está a la vuelta de cada esquina en este juego. 

Y ojo, cómo echaba de menos el típico mapa de niveles por el que te puedes desplazar a tu antojo, que nos permite regresar una y otra vez a aquella pantalla que se te resiste, en la que no has recolectado todas las joyas, o no has encontrado los ítems secretos… O mejor aún, puedes volver a ese nivel y jugarlo de otro modo, en formato contrarreloj, como si de una carrera de obstáculos se tratase, buscando alcanzar la meta en el menor tiempo posible. Y creedme, te picas, no ya solo contigo mismo, sino con todos los jugadores del mundo que están batiendo online las marcas constantemente. No hay más que ver el tablero de clasificación.


Fantásticos son también los jefes finales, que pondrán nuestras capacidades a prueba y nos harán sudar tinta china, pero que por lo diferente de cada rival, resultan enfrentamientos la mar de divertidos.

Además, con cada uno de los 30 niveles repartidos por 4 mundos y cada secreto descubierto o fase de bonificación completada, vamos desbloqueando fragmentos del pasado y reconstruyendo una historia con sabor a juego clásico. De hecho, hay por ahí quien se queja de que “la historia no tiene mucha produndidad” o de que “sólo se nos cuentan retales mediante sencillas cinemáticas sin diálogos”. Así es… exactamente como en los 90. Cuando uno se ponía manos a la obra con Super Mario Bros. o con Sonic, o sabías un poco más sobre el contexto porque te leías el libreto de instrucciones o tenías en mente lo justo: «Soy un erizo que coge anillos, libera animalicos y se enfrenta a un señor con forma de huevo». Lo importante era la aventura, el camino, cada nuevo nivel a completar y cada pequeño reto por delante. Entiendo que hoy en día se demande más pero personalmente no me hace falta y creo que esa sensación de narrativa retro es fantástica. 

Y no podemos olvidar (porque merece «muy mucho» mencionarla), de la banda sonora que más que sabor añejo, lo que tiene son grandes temazos de los que no te cansas de escuchar en bucle (y que repites en la bañera), que le aportan un extra a cada fase, con una mezcla fantástica de ritmos caribeños, tribales y de corte oriental. Una pasada.

En definitiva, me ha sorprendido el título de Pixelhive, un pequeño estudio brasileño formado por 17 miembros de los cuales no todos han trabajado en Kaze, por estar repartidos en múltiples proyectos para terceros. He ido viendo el desarrollo del juego, los diseños de la protagonista y los niveles… se han pegado un curro excepcional y creo que han encontrado el punto perfecto entre atractivo visual, narrativa, retos y jugabilidad. Muy recomendable para todos los que gusten de «botonear» y de sufrir ataques de ansiedad positivos con plataformas que van aumentando su dificultad pero que no pueden ser más adictivas. 

Yo lo he jugado en PS4, pero está para Stadia, en Steam, Switch y Xbox. O sea que… ¡no hay excusa!

Dandan_Friki Pills

Dani Collado. Comunicólogo. Replicante mentalmente divergente. Leo cómics en mi TARDIS. I ? books, sci-fi, dinosaurs ? & cheesecake. Friki 24/7.

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