Crítica «Una joven prometedora»
Una joven prometedora
Fotografía
Guión
Interpretaciones
Un thriller ácido, inteligente y despiadado.
Las luces de color tiñen sus pieles, el sonido de la música lo empapa todo y el alcohol corre por sus venas. Desde la barra de la discoteca y frente a ellos, una mujer apenas consciente busca su móvil con torpeza. Cassi, una mujer de aspecto dulce y sumisa, es un premio que no se puede dejar perder. Así comienza “Una joven prometedora” la ópera prima dirigida por Emerald Fennell (The Crown (2016) and Killing Eve (2018) donde estuvo como actriz) donde la venganza de la joven Cassi por un evento del pasado la persigue hasta transformar su vida en un tormento con un único objetivo: la venganza.
Carey Mulligan interpreta de manera deslumbrante el papel protagónico de Cassi, una cazadora de hombres que se dedica a recorrer los pubs y los clubes atrayendo hombres sin piedad que buscan una presa fácil, ocultos bajo la máscara de “chicos buenos” para desahogar sus instintos más bajos. Mulligan carga con todo el peso de la trama casi con ligereza, brillando a la hora de mostrar a una persona rota que ha sufrido lo indescriptible y que ahora está cogiendo las riendas de su vida de nuevo.
Disparada en planos medios, este thriller del subgénero rape and revenge salpicado de humor negro (tan gracioso y desconcertante en algunos momentos como excesivo e inútil en otros), expone delante de todos nosotros verdades incómodas de una sociedad envenenada donde se justifican acciones horribles bajo eslóganes como “éramos unos críos”, “ella iba provocando” y un largo etcétera que ya habremos escuchado más de una vez (por desgracia) en la vida real.
Hilvanado en una trama inteligente y orgánica, donde todo transcurre con una naturalidad apabullante y sincera, el film de Fennell ha sido nominada a cinco premios Óscar (incluyendo mejor película y director) donde la fotografía cargada de luz y color, tonos pastel y vestidos de flores, esconden una historia oscura como una noche sin estrellas.