Historietas de terror o «Penny dreadfuls»
¿Por qué disfrutamos con el miedo? Según apuntó el psicólogo Paul J. Patterson se debe a que queremos comprender los temores que nos acechan[1]. Sin embargo, resulta una respuesta algo simplona si tenemos en cuenta que el terror es uno de los géneros que más demandan los espectadores. De hecho, en 2018 el reboot de “La noche de Halloween” recaudó más de ciento cincuenta millones de euros. Por tanto, parece más plausible la hipótesis de Eduardo Torallas al señalar que nuestro gusto por este género se debe a que
“Hay algo en el terror que se comunica con la parte más primitiva de nuestro cerebro y tiene que ver con nuestro instinto de supervivencia”[2].
Los que consumimos series y películas de esta naturaleza no nos equivocamos al pensar que el terror goza de una tendencia estable porque, si realizamos una retrospectiva histórica, lo podemos rastrear desde el siglo XIX en la literatura con los Penny Dreadfuls.
Génesis
Penny dreadful, penny horrible o penny blood son términos despectivos que designaron a las novelas de terror que costaban un penique (un centavo) en el siglo XIX. Por ello, no es casualidad que la serie Penny Dreadful (2014-2016) escogiera este nombre deliberadamente[3]. (Adjunto el maravilloso podcast que realizaron en 2014 mis compañeros de Hello Friki sobre la serie).
Estas obras literarias surgieron en Reino Unido a medida que las tasas de alfabetización incrementaban en época victoriana. La primera historieta de esta índole está datada de 1836 y fue Lives of the Most Notorious Highwaymen aunque las novelas más conocidas son The String of Pearls: A Romance, donde apareció el icónico Sweeney Todd, o Varney El Vampiro, citada en la primera temporada de Penny Dreadful. Esta última fue creada por James Malcolm Rymer y Thomas Peckett Prest quiénes, a efectos prácticos, sentaron las bases del prototipo del vampiro que conocemos a día de hoy.
El formato de esta nueva literatura era “de bolsillo” por lo que se podía leer en cualquier lugar y, aunque parezca paradójico, con la difusión de las redes de ferrocarril su comercialización experimentó un auge. Generalmente, la temática era diversa; desde aventuras a relatos sobre piratería y asaltos en carreteras poco transitadas. Cada capítulo, que contaba con dieciséis páginas, se emitía semanalmente.
Penny Dreadfuls más demandados
Mysteries of London de GWM Reynolds vio la luz en 1844 y finalizó doce años después. Aunque Reynolds se inspiró en un manuscrito francés, sus lectores se sintieron identificados con la trama porque, al fin y al cabo, narraba las desventuras de las capas sociales más desfavorecidas y, a pesar de su carácter cruento, los crímenes y la violencia eran frecuentes en los bajos fondos de Reino Unido.
A partir de 1865 el género detectivesco ocupó un lugar destacado en estas novelas de terror y obras como The Boy Detective o The Crimes of London se convirtieron en los best-sellers de su época durante más de setenta semanas consecutivas. Además, en esa década las editoriales también apostaron por un público más infantil con The Poor Boys of London o The Work Girls of London[4].
Las escritoras
Para comprender la presión patriarcal de la sociedad victoriana, pues a mediados el siglo XIX ya habían surgido diversos núcleos que demandaban la emancipación de la mujer, muchas escritoras empezaron su carrera publicando historietas de terror, si bien con pseudónimos. Uno de estos casos nos lo encontramos con la escritora Mary Elizabeth Braddon, más conocida por sus novelas sensacionalistas El Secreto de Lady Audley o Aurora Floyd. Ella firmó sus primeras historietas de terror como Babington White. Su Penny Dreadful más conocido fue, sin dudas, The Black Band donde no solo subvirtió los estereotipos de género, sino que fue más allá al contar una trama donde una mujer seductora y sanguinaria orquestaba una red de asesinos a nivel europeo.
Declive
La industria del “centavo” cayó en desgracia a partir de 1890 cuando el editor de periódicos, Alfred Harmsworth impulsó otras alternativas literarias más baratas para acabar con la venta de los pennies[5].Harmsworth quiso otorgar un tinte más moral a sus publicaciones, pero se dio cuenta de que los lectores demandaban los cuentos de terror y adaptó su formato en, entre otros, el periódico Union Jack.
Desgraciadamente, con el advenimiento de la Gran Guerra entre 1914 y 1918 muchos de estos fascículos desaparecieron y los que se conservaron lo hicieron en pésimas condiciones.
Consideraciones finales
La difusión de este género literario no se puede disociar del clasismo anglosajón. Esta muestra de cultura popular iba destinada a un público, primero adolescente, más tarde infantil que provenía de núcleos proletarios que se habían desarrollando en los barrios marginales británicos. Teniendo en cuenta esto, se podría sugerir que el crédito a la novela de Bram Stocker, Drácula, escrita sesenta años después de Varney, se debió a que su autor había nacido en el seno de una familia burguesa, mientras que Rymer y Prest eran unos escritores con poco poder adquisitivo.
Finalmente, no es extraño que las mujeres adineradas, sujetas al ámbito doméstico por las coyunturas políticas del periodo, pudieran publicar en estos medios de masas, primero, porque la élite no consumía esta literatura, así que en ese sentido su integridad estaba salvaguardada, y, segundo, porque los sectores más empobrecidos no juzgaban a quién escribía el contenido que los entretenía. Probablemente, más de la mitad de los lectores ni siquiera se percataba de la autoría de las historietas.
[1] Romero, Sarah. “El motivo por el que vemos películas de terror”. Muy interesante.
[2] García, J.; Freire, J.M. “Locura por el cine de terror”. El periódico. 04 de noviembre de 2018.
[3] Es cuanto menos curioso que los personajes literarios de esa serie no estuvieran inspirados en las historietas de terror victorianas.
[4] Flanders, Judith. Penny dreadfuls. British Library. 15 de mayo de 2014.
[5] Misterio. “Penny Dreadfuls: la guía definitiva de sus orígenes, declive y legado”. MysteryTribune.
Me ha encantado esta entrada. No tenía ni idea de esto.
Muchas gracias Francisco! Me ha encantado hacerla. Es un trocito de cultura popular muy interesante que merece mención.
Qué maravilla de entrada. Supe un poco de los «penny dreadful» por la serie, pero ahora he aprendido mucho más. Mira que nos fascinan las historias de terror, incluso a quienes solemos evitar el género, siempre acabamos picando con algo, es realmente una atracción que nace de algo muy interno del ser humano.
El frenesí del momento, supongo!