Crítica «Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna»

Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna es la emotiva despedida que todos los fans del anime original necesitábamos. Es una película creada exclusivamente para los nostálgicos que fuimos testigos de su emisión hace veinte años y, aunque haya aspectos que no se hayan perfilado detalladamente como, por ejemplo, otorgar la misma importancia a todos los Niños Elegidos pues la trama se centra en Tai, Matt y sus respectivos digimon, la historia nos atrapa porque refleja la transición de la adolescencia a la madurez y, con ello, el rumbo que toma nuestra vida al escoger un camino y no otro.

Sinopsis.

Una década después de que los Niños Elegidos emprendiesen su aventura en el mundo digital, los adolescentes están labrando su futuro, pero, de repente, hay varios episodios cruentos simultáneos en el mundo y se descubre que su causante, Eosmon, tiene más poder que las evoluciones de los digimon. Los jóvenes comprenden que a medida que crecen, los digimon pierden su poder hasta desvanecerse.

Crítica.

El filme lo ha producido el estudio Toei Animation, que ha llevado a cabo otros animes emblemáticos como Sailor Moon o One Piece, mientras que su dirección está a cargo de Tomohisa Taguchi. En lo que respecta a su doblaje en castellano, el casting cuenta con sus actores de voz originales entre los que cabe destacar a la actriz Blanca Rada que es, asimismo, su directora o a Rafael Calvo que da voz al icónico Agumón, compañero de viaje de Tai. Poder escuchar otra vez a este elenco me ha hecho recordar las tardes en las que mi mejor amigo y yo, después del colegio, nos quedábamos maravillados viendo los episodios. Creo que ha sido un acierto recuperar estas voces que nos transportan al pasado.

Esta última aventura combina la fantasía, el suspense y la acción en unas escenas que consiguen enmudecernos en gran medida por su animación. Además, presenta una buena narración porque hay tres partes muy diferenciadas que están conectadas con destreza. La primera, la introducción de un conflicto sobrevenido. La segunda, un ligero cambio en los acontecimientos que se centra en la madurez personal. Finalmente, un desenlace exquisito y realista que te mantiene en vilo.

La tesis principal de la película, el miedo a hacerse mayor, puede resultar de interés a un público amplio porque, paradójicamente, cuando somos pequeños queremos ser adultos, pero cuando lo somos nos parece que ha sido demasiado rápido. Además, la voz en off del narrador al final de la cinta explica la necesidad que tiene el ser humano de evolucionar.

Lo único “extraño”, al menos a mi parecer, es que la canción del opening,el tema es Butter-Fly, se ha respetado en el idioma original, mientras que el anime contaba con su versión al castellano. No obstante, eso no ha impedido que se me saltase alguna lagrimilla. Finalmente, las dos cosas negativas que puedo señalar son, de un lado, que hayan desempeñado un rol central Matt y Tai, pues he echado de menos a los otros personajes y, en especial a Patamon, mi favorito y, de otro, quizá no cause tanto impacto a unos espectadores que no hayan seguido tanto la serie y que, por ello, el tema les pueda resultar algo simplón.

Sinceramente, es una película que recomiendo encarecidamente porque merece la pena, porque resulta amena, aunque su duración sea de una hora y media, y por la emoción y la delicadeza que hay detrás de este proyecto. A más de uno le hará llorar.