Crítica: «MonstruosaMente», una vida con monstruos
Crítica de "MonstruosaMente"
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Historia
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Imprescindible
Una monstruosa historia para (re)conocerse a uno mismo.
Nunca estamos solos. Ni siquiera en los momentos en los que sentimos el más profundo aislamiento. De hecho, esos son sus instantes favoritos para llamar a nuestra puerta, en los que se sienten más cómodos. Y es que, vivimos rodeados de monstruos. Pequeños, grandes, delgados, gordos… Su aspecto no importa demasiado, hoy pueden ser diminutos y mañana pegar el estirón. No, en este caso, es verdad eso que se dice de que la belleza está en el interior.
Lo que más nos llama la atención de ellos son sus voces y su comportamiento. Algunos son verdaderamente escandalosos, no son capaces de hablar en voz baja, de manera que a veces es difícil fingir que no los escuchamos. Otros son más tímidos y callados, pero muy leales y oportunos, siempre saben decir las palabras clave en los momentos más inadecuados. Si son varios los que te rondan, es difícil identificarlos, por ello tiene mucho mérito lo que ha conseguido el autor, ilustrador y guionista de cómics Alfonso Casas en su nuevo libro MonstruosaMente, editado por Random Cómics. A través de un viaje introspectivo, no solo ha logrado desenmascarar a los monstruos de su protagonista, álter ego del propio autor y personaje central en sus trabajos personales, sino que les ha puesto cara, personalidad y ha sido capaz de plasmarlos en papel, creando una panda de personajes a los que se les coge cierto cariño.
Entre los seres que rondan al protagonista encontramos algunos tan familiares como la ansiedad social, un pijama andante de mirada perturbadora que, ante la duda de si ir a una fiesta o quedarse en el sofá, siempre elije la segunda opción; las adorables pero acosadoras dudas nocturnas sobre lo que hiciste o lo que no llegaste a hacer; o el pringoso pensamiento tóxico, que emponzoña hasta la más simple actividad diaria como mandar un mensaje de WhatsApp. El cómic te invita a reconocer a tus propios monstruos, a buscar los que tienes y los que no, como si fueran cromos y, quizás, a darte cuenta de que echas en falta algún otro que no aparece. En eso está la clave de la genialidad de la obra, nacida en pleno confinamiento: en que es raro que no te sientas identificado o identificada con algo, aunque tengas la suerte de no sentir a tus monstruos cerca muy a menudo. Además, aunque MonstruosaMente no es un manual para combatir a estos irritantes seres que habitan en nuestros cerebros (me parece que eso no existe, me temo), tiene un mensaje claro: los monstruos van a estar ahí siempre, pero se puede aprender a vivir con ellos.
El libro está dividido en distintas secciones, pequeños capítulos interconectados en los que los diálogos y pensamientos, concisos pero indelebles, están acompañados por ilustraciones en blanco y negro que siguen el reconocible estilo del autor. Los dibujos, a lápiz y tinta, muestran a través de viñetas escenas de la vida cotidiana interrumpidas por ilustraciones a doble página de escenas clave para comprender cómo actúan estos monstruos en la mente del protagonista y de momentos de reflexión que le permiten entenderse a sí mismo.
Autoestima, depresión, ansiedad… La obra es interesante por tratar temas de salud mental que aún hoy en día se consideran menores o vergonzantes y que carecen de la visibilidad que deberían. La única pega del cómic es su brevedad, te atrapa tanto que te deja con unas ganas locas de leer más y de tomarte un café con el autor para preguntarle cuál de tus monstruos le ha dado la llave de tu cabeza.
Antes de MonstruosaMente, Alfonso Casas publicó otras obras en las que explora especialmente la autoestima y las relaciones amorosas en la época actual como Amores minúsculos, que cuenta con una adaptación teatral, Se(nti)mental, El final de todos los agostos o AMORes: Algunas cosas que aprendí y otras que me costó olvidar.
- MonstruosaMente. Random Cómics.
- tapa dura. 144 pp. B/N. 17,95 €