Crítica – Urara: Adolescencia, integración y positivismo en Barcelona, al más puro estilo manga
Resumen de la Crítica
General
Guion
Dibujo
Historia
Edición
¡Viva el pollito melé!
Cotidianidad y la sensibilidad alineadas para tratar la integración social y el bullying en una historia de introspección, de auto aceptación que deja huella.
Pocas veces cierras la contraportada de un comic y sientes un nudo en el estómago porque haya finalizado.
La obra que reseño en este post es muy especial. Pocas veces cierras la contraportada de un comic (por su estética y tono voy a denominarlo a partir de ahora manga, aunque sea de factoría patria) y sientes un nudo en el estómago porque haya finalizado. Me ocurre a menudo al leer novela, pero en raras ocasiones en el mundo de la viñeta. En este caso lo primero que vino a mi mente fueron las expresiones “ME HE ENAMORADO” y “QUIERO MÁS”.
Así ha sido con URARA, magnífico manga creado por dos jóvenes y muy talentosas autoras, Ran y Kurohaine y editado por Letra Blanka dentro de su colección Kanji (gracias Toni Kudo).
En Urara, la cotidianidad y la sensibilidad se ven perfectamente alineadas para tratar temas tan complejos como son el aislamiento y la integración social o el bullying a una edad tan delicada como la adolescencia (sobretodo en este mundo, cada vez más cruel). Pero además, todo ello se da la mano con una historia de introspección, de auto aceptación y de positivismo que deja huella.
Urara surgió de un concepto presentado por Ran y Kuro hace tiempo a un concurso y ha evolucionado hasta convertirse en cuanto podemos leer ahora.
La aventura es un slice of life que gira en torno a la llegada al instituto de Álex, que tras una lesión de baloncesto, acaba en un nuevo centro de Barcelona en el que cursa estudios su mejor amigo, Gabi. Álex es rápidamente conocedor y partícipe del ecosistema de su clase: Gabi, repleto de carácter es considerado un bruto y es rechazado por compañeras como Lorena y sus amigas, que le consideran un marginado. Lorena a su vez está enamorada de Luca, guapo y simpático, quien tiene una vida algo más compleja más allá del instituto. Pero la atención de Álex recala en Laura, una muchacha a quien Gabi también aprecia, amante de los comics (Álex es más de manga) pero que suele estar sola, callada, ser evasiva y objeto de burla por parte de sus compañeros… ¿es tímida? ¿no ha tenido oportunidad de integrarse? ¿por qué no sonríe jamás? ¡No puede ser! Para Álex, eso es inconcebible y por ello, desde el minuto uno se propone, no sólo entablar amistad con Laura (a.k.a Urara), sino hacerla sonreír (y por ende feliz) por cualquier modo humano posible.
Con este punto de partida, vamos adentrándonos en una historia coral donde cada personaje y su personalidad, evoluciona acorde con el modo en que interactúa con los demás. Como nos ha ocurrido a todos, la forma en que nos relacionamos durante la adolescencia define muchas veces cómo crecemos como personas. Aquellos que están (o dejan de estar) a nuestro alrededor, pueden marcarnos para siempre. Su apoyo. Su desprecio. Todo cuenta. Poco a poco vamos sabiendo más de los personajes. Conociendo sus aficiones, sus miedos, a sus familias… porque, como en la vida real, no todo es lo que parece.
Urara, por cierto, es un nombre japonés que vendría a significar “serenidad” pero también «belleza». No hay mejor descripción para Laura. Y es que otro de los pilares sobre los que gira la obra y que aporta profundidad a la misma, es el hecho de que la protagonista padece alexitimia, un trastorno que impide a quien lo sufre determinar sus emociones, distinguirlas y por tanto procesarlas y expresarlas adecuadamente de cara al exterior. Esto lleva a personas como Laura a construir muros a su alrededor al ser incapaces de generar vínculos afectivos con sus congéneres.
Es por ello que Urara es un MUST para todo el mundo.
Por muchos motivos: por su maravillosa narrativa, que claramente emplea recursos procedentes de la historieta y la cultura japonesa, pero que asienta a sus personajes en un contexto tan cercano como son Barcelona y Badalona, magistral amalgama impecablemente realizada que dota a la obra de una magia especial.
Pero también destaca por sus personajes, que si bien pueden parecer clichés a primer golpe de vista, nada más lejos de la realidad. Son personajes facetados, complejos y profundos que están fenomenalmente definidos y muestran una serie de capas de personalidad perfectamente establecidas y por ello, son un claro reflejo de la adolescencia actual, de sus inquietudes, pasiones y temores.
Por supuesto, no puedo acabar la reseña sin hablar del genial dibujo de las autoras, que colaboran tanto a la hora de escribir como a la de ilustrar. Un trazo limpio, trabajado, no sólo en lo que a diseño de personajes se refiere, sino en lo relativo a los entornos. Los fondos están repletos de detalles y anclan a los protagonistas en un contexto muy concreto. Las referencias a la cultura popular y la sociedad española están también presentes por doquier. Pero no es sólo el estilo, sino el modo en que fluye la historia viñeta a viñeta, las expresiones, los elementos propios del más tradicional manga… de nuevo en lo visual, maravillosa mezcolanza de lo nuestro y lo nipón. Cariño, esfuerzo y talento a raudales el de estas dos autoras.
Terminaré diciendo que estoy que me muerdo las uñas por hacerme con el volumen 2 (de una historia que se dividirá en 3 tomos). Creo que a cualquier lector de Urara le ocurrirá algo semejante, pues estamos deseando descubrir qué pasa a continuación con Alex, Laura, Luca, Gabi, Lore y compañía.
Y lo mejor de todo, es que ¡nos va a encantar!
Que viva el pollito melé (ultimate generations)