Crítica: Doctor Who, Vida tras la muerte – Vuelve el Undécimo
Resumen de la Crítica
General
Guion
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Muy buen inicio de las corredurías del Undécimo Doctor en papel. Trasladan muy bien su espíritu al formato comic book. Se va fraguando una historia interesante y personajes carismáticos. Una pena que el apartado gráfico trastabille un poco al principio.
Bendita sea la editorial Fandogamia, que desde hace algo más de un par de años nos trae las andanzas del Señor del Tiempo más famoso de Gallifrey. La editorial valenciana licenció al fin los comics de Doctor Who, lo cual es una gozada para todo fan de la serie pues, aunque parezca extraño, aunque se trate de la BBC y sea un producto cada vez más conocido que procede de ese país a la vuelta de la esquina, conseguir ejemplares de estos comics resultaba de lo más complicado. Pues bien frikis, por un módico precio y gracias a Fandogamia podemos disfrutar de los 3 volúmenes de las aventuras del Décimo Doctor, el especial Cuatro Doctores y de Las Muchas Vidas del Doctor. ¡Pero aún hay más! Sí, porque acaba de llegarnos un nuevo volumen, Vida tras la Muerte, que recoge los números 1 a 5 del Undécimo, publicados en 2014 por Titan Comics.
Vida tras la Muerte es el arranque de las aventuras del Doctor encarnado en la pequeña pantalla por Matt Smith en las páginas de un cómic.
Para los más whovians del lugar, dichas aventuras se sitúan entre las temporadas 5 y 6 del Moderno Doctor Who (2005), con un Doctor solitario, que ha dejado a Amy y Rori disfrutando de una merecida adaptación a la vida de casados, lanzándose a viajar por el espacio, estudiando la realidad 2.0 a la que ha dado lugar el segundo Big Bang.
Así, entre idas y venidas, el Timelord acaba en el corazón de Londres en pleno 2014 sólo para darse de bruces con Alice Obiefune, su nueva companion, una londonita de algo más de 40 años con demasiada pena a sus espaldas. Y todos sabemos que el Doctor no es de los que permite a las personas ahogarse en su tristeza.
Dicho y hecho, Alice se embarca en la TARDIS y es, si no recuerdo mal, la primera vez que vemos a alguien disfrutar de la piscina de la nave (sí, el Doctor no mentía, tiene piscina). De este modo, número tras número, ambos personajes recorren parajes y tiempos lejanos y se nos descubren nuevos secundarios, un segundo companion (con aires de David Bowie) y una más que digna trama que implica a una empresa llamada Teservimossa que se cruza en la vida de nuestros héroes una y otra vez, a lo largo y ancho del espacio y el tiempo.
A los guiones de estos cinco números están Al Ewing, novelista y guionista británico curtido en las páginas de 2000 AD (de hecho casi todo el equipo que interviene en este volumen 1 ha pasado por las páginas de dicha revista), y Rob Williams (compartiendo titularidad en el número 1 y escribiendo él solo el número 3, una de las historias más «Doctor Who» de este volumen), unos caballeros que han sabido captar la esencia del Undécimo y trasladarla a un formato tan diferente del televisivo como son las páginas de un comic. Al final, Doctor Who ha de mantener su modus operandi. No podemos abandonar las historias autoconclusivas, pero hemos de llevarlas a relatos de 24 páginas y además construir una trama que se sostenga a lo largo de arcos argumentales que evolucionan número tras número (algo que no funciona del mismo modo en la estructura y narrativa televisiva). Ewing y Williams saben cómo mantenernos atentos, cómo captar el espíritu de la serie y, más aún, escriben diálogos en los cuales se puede leer y percibir perfectamente la presencia del Undécimo. El Doctor de Matt Smith, siempre juguetón y carismático, está más que bien reflejado sobre el papel. Igual sucede con Alice y John Jones, compañeros inusuales, con personalidades distintas a cuanto acostumbramos a disfrutar en la pequeña pantalla. Chascarrillos, villanos curiosos (queremos más del Talent Scout), paradojas… sin haber avanzado más allá de estos cinco primeros números aquí recopilados, la historia convence y hace que apetezcan nuevos ejemplares.
Otra cosa es el dibujo. El arte de este volumen está repartido entre Simon Fraser y Boo Cook. El primero dibuja las tres primeras grapas y, no es de lo mejorcito. Su estilo no convence. Es simplón. Su trazo es irregular, a veces hasta indeciso y llegado cierto punto abusa mucho de fondos la mar de vacíos (pobre del colorista Gary Caldwell que tuvo que rellenar todos esos fondos con colores degradados y texturas para darle algo de emoción). Le falta definición, un trazo con más personalidad y trabajarse algo más al personaje del Doctor. No es necesario calcar fotogramas de la serie, sólo captar su personalidad y dotarle de vida. Esto, sin embargo lo logra Boo Cook, que entra en juego a partir del cuarto ejemplar y le da una vuelta al apartado gráfico, encontrando un estilo propio que funciona muy bien. Mucho más dinámico y bien acompañado con el color de Hi Fi.
Por cierto, una mención a Liza Pluijter, la traductora de estos números, que hace un gran trabajo adaptando expresiones propias del Doctor, unas muy suyas y otras muy británicas. Eso sí, como anécdota personal, comentaré que es probable que la expresión “me ha dado una rampa” no se entienda mucho más allá de la Comunidad Valenciana.
Ah, y una curiosidad/tironcete de orejas a Fandogamia. Aunque este volumen 1 (de 3) de las aventuras del Undécimo Doctor, se titula Vida tras la Muerte (Afterlife en el original), cuando dicho volumen ocupa su hueco en mi librería, cambia de nombre y se convierte en LAS FUENTES DE LA ETERNIDAD, título impreso en el lomo del libro y que en realidad pertenece alterare volumen del Décimo Doctor (mecachís, Fandogamia).
Aún y con todo, gracias por brindarnos a los whovians la oportunidad de disfrutar del personaje más peculiar de Gallifrey simplemente acercándonos a nuestra tienda de comics de confianza, sin tener que hurgar en la deep web en busca de fan-traducciones. Pese a tratarse de números publicados en 2014, he de reconocer que viene de perlas leerlos en pleno 2020. El 2020 de Chris Chibnall y Jodie Whitaker. Y por ello, recuperar nuevas aventuras del Undécimo siempre es una delicia.
No lo olvidemos, bow ties are cool. Gerónimo!!