Crítica: «20 th Century Boys 10-11», cuando un Amigo se va.

Poco a poco, paso a paso, tomo a tomo, hemos llegado al final de 20th Century Boys en su magnífica edición kanzenban que Planeta Cómic ha ido publicando en los últimos meses. Aquí os hemos contado nuestras impresiones sobre cada una de las entregas editadas y no podíamos dejar sin comentar su apoteósico final.

Toca despedirse de esta gigantesca obra compuesta de más de 4000 páginas en las que no sobra una viñeta y no hay un dibujo menor que otro. Acompañar a todos los personajes que han vivido en la serie se queda impregnado en el lector debido a la profundidad y evolución que todos ellos experimentan. Estos dos tomos finales forman una suerte de meta en la que se citan todos ellos y a la que llegan por diferentes vías y motivaciones. Varias generaciones de personajes que confluyen por o contra un motivo común y que finalmente se encuentran creando inolvidables momentos emotivos, tensos o alegres.

Sin ser demasiado ambiciosos ni pretender resumir todo lo ocurrido en la serie, debemos recordar los preceptos básicos de la misma para poder comentar mejor su final. Kenji y su pandilla fantaseaban de niños con aventuras y grandes villanos… y con ellos mismos convertidos en los salvadores de la humanidad. Grandes robots, héroes y conspiraciones poblaban sus fantasías que anotaban en una suerte de diario llamado El Libro de las Profecías y que guardaban en su cuartel secreto. Cosas de niños. Pero por alguna razón uno de ellos, al hacerse mayor, decide que todo aquello que planeaban debe convertirse en realidad… y elabora un maquiavélico y milimétrico plan para que todo suceda tal y como lo habían imaginado.

A través de escenas que van saltando del pasado al presente el autor nos cuenta esta increíble historia… que muta de manera drástica cuando, un poco antes del ecuador de la serie, nos traslada al futuro y comprobamos como los planes del llamado «Amigo» han cambiado el mundo. Pero, ¿quién sino puede luchar contra Amigo si no es ese grupo de niños (ahora adultos) que también conocen los pasos que va a dar en su plan? Y así, a través del tiempo y generaciones de personajes, asistimos al pulso que mantienen los antaño amigos de juegos.

Los giros y sorpresas se han mantenido presentes en todos y cada uno de los tomos que conforman la obra, añadiendo salsa y condimento a la dilatada historia y evitando que esta cayera en el tedio. El responsable de orquestar con tanta maestría este complicado puzle es el magnífico autor completo Naoki Urasawa, creador no solo de este inolvidable título, sino de otros que, como Monster o Pluto, han pasado a ser mangas de culto.

Urasawa tiene un dibujo detallado y preciso que dedica mucha importancia en la creación y construcción de personajes, a los que llegamos a reconocer de tan solo un vistazo e incluso identificar en sus distintas versiones temporales: niño, adulto o anciano. Pero la meticulosidad de los personajes es casi un chiste si nos fijamos en la manera que tiene de dibujar (él y su equipo) cada uno de los entornos que forman el marco de la aventura. Detalles increíbles como la comida, casi fotográfica… las ciudades con sus calles y callejones, sus puestos ambulantes o su cartelería que cambia con el paso del tiempo… las grandes panorámicas de parajes naturales que nos permiten incluso apreciar la dirección del viento… Una sarta de locuras artísticas a la altura de pocos autores, ya no por capacidad creativa, sino por la paciencia exigida.

Y si el dibujo nos parece casi insuperable, el plano literario va a la par. Los diálogos no desentonan nunca ni se vuelven genéricos, algo complejo debido a la ingente cantidad de personajes que intervienen. La complejidad narrativa que tiene la historia es difícil de calibrar. Todos esos cambios temporales que arrastran tantas tramas y a tanto personajes debe haber sido una tarea titánica y complejísima… y es solventada con perfección de artesano. Quizá sea este uno de los aspectos más elogiables de la obra.

El final de 20th Century Boys sí está a la altura de la obra y queda explicado a través de detalles y mensajes que Urasawa ha ido dejando, sobre todo en los episodios finales. Que exista una especie de epílogo en dos tomos que se llama 21th Century Boys puede hacer pensar que no, que necesitó el autor de dicho apoyo para explicarlo todo, pero su lectura es suficiente y satisfactoria. No es una explosión final de emociones, pero sí mantiene el increíble nivel que la obra ha llevado en su conjunto.

Un poco huérfanos nos quedamos con la ausencia de esta obra en las librerías, pero su relectura es siempre una opción… o cualquiera de las otras maravillosas obras que el autor tiene en su haber. 20th Century Boys puede ser la mejor de todas ellas.

• 20th Century Boys tomos 10 y 11. Planeta Cómic
• kanzenban. 464 pp. B/N. 15,95 € c/u