Crítica: «El Sheriff de Babilonia. Edición Integral». De aquellos barros…
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Muy Recomendable
Ya un clásico moderno que consagró a Tom King al puesto de guionista destacado. Una obra real y cruda.
Hay dos obras sin las cuales Tom King no sería el guionista reconocido que es hoy. Una es Visión y otra es El Sheriff de Babilonia. Otras de sus obras merecen reconocimiento especial (su Omega Men sin ir más lejos), pero es indiscutible que son, han sido, las obras más sólidas y perfectas escritas hasta el momento por el autor. Y la que hoy traemos, por su carácter realista y crudo y por su mensaje y contenido, se postula como un clásico contemporáneo.
ECC Ediciones publicó en su momento la serie recopilada en dos retapados, pero una obra como esta se merecía la edición que nos llegó más recientemente, en formato cartoné de lujo con la serie al completo más algunos extras incluidos para la ocasión. Es de esta edición de la que vamos a hablar.
La acción nos sitúa al momento siguiente de la Guerra de Irak y la caída de Saddam Hussein. No es lugar para análisis ni si quiera comentarios de la causa y motivo de esta polémica campaña bélica que, aun a día de hoy, sigue persiguiendo a los mandatarios de los países implicados, alguno hay que no se a retractado del tema de las armas de destrucción masiva inventadas para la ocasión y que sirvieron de excusa al ataque. Pero vamos a dejarlo porque nos pilla más cerca de lo que desearíamos. Lo importante aquí es que Tom King, el propio guionista de la serie, estuvo destinado allí como instructor una vez acabado el conflicto. Por lo tanto, gran parte de lo que vemos y leemos está o bien documentado en la realidad o basado en experiencias personales. Se han cambiado nombres y se han modificado hechos, pero el sustrato de este cómic son las vivencias del autor.
10 meses después de la caída de Saddam se produce el asesinato de un aspirante a policía en Bagdad. Christopher Henry, su instructor, está decidido a investigar las causas del cruel asesinato. Para ello entablará relación con otros dos personajes: Sofía, una iraqui criada en los Estados Unidos que ha entrado a formar parte del improvisado gobierno y que sirve, por su mezcla cultural, de nexo entre las dos naciones (aunque estar en terreno «ocupado» la puede tildar como traidora para los ojos de unos y como enemiga a los ojos de otros). Nassir es el otro personaje. Un veterano en la policía de Saddam que se vuelve indispensable para poder realizar las investigaciones.
Los tres personajes y su entorno están atrapados en una tormenta social y política que los mantiene atados, oprimidos por la fuerza de lo que está sucediendo a su alrededor y donde ellos no son más que peones, como todos los demás, de un delicado polvorín. La nación ocupada vive con rencor el momento, pues de esperar una liberación al estado opresor han pasado a vivir entre escombros, al antojo de unas decisiones que les sobrevuelan indiferentes a sus problemas. Los muertos siguen muertos y los bombardeos, saqueos y humillaciones no justifican un cambio que no termina de producirse.
Investigar el asesinato de Ali, el agente en prácticas, va a suponer echar un vistazo al mundo que les rodea y desvelar lo crudo, cruel y despiadado del momento.
El guión de Tom King es frío y poco revelador, deja que los personajes se presenten a si mismos, con tiempo. Los conocemos a través de sus acciones y de sus costumbres y llegamos a entender que la presión a la que son sometidos a diario difumina toda línea que separa el bien del mal y que juzgarlos es absurdo. Son víctimas más que protagonistas, peleles más que personajes. Por eso los diálogos son asépticos y reflejan sin intromisiones ni partidismos el momento que cada uno vive, con total intensidad. En ese sentido es imbatible el capítulo quinto, en el que asistimos a una velada nocturna en la que Christopher y la mujer de Nassir comparten una botella de Vodka entre las ruinas de una lujosa casa de Saddam, pasto de las bombas y reflejo de lo que la ciudad se ha convertido.
Mitch Gerards ha tenido que documentarse de una forma distinta a la de Tom King, por supuesto. Para ello ha consultado material gráfico de la Bagdad post Saddam y sus composiciones dan buena muestra del nivel de detalle que ha puesto en su investigación. Monumentos, ruinas, calles… campamentos, uniformes, oficinas… crean un clima propio que traslada al lector al Bagdad de la época sin ningún tipo de fisura, aumentando además con los apagados colores y las viñetas pequeñas (que predominan) la sensación de ahogo y encierro. Gráficamente también ha sido importante cuidar el aspecto realista de los personajes, poniendo énfasis en el retrato de los mismos y en sus expresiones. Tristeza y desolación, rencor o enfado… pero también esperanza y ternura. Un apartado gráfico a la altura del imponente apartado literario.
Son estas razones de sobra para entender la serie como uno de los últimos grandes títulos del sello Vertigo y como una obra a destacar por su impactante guión y su profundo mensaje. Por su cuidado trabajo artístico y por su historia… porque este fue el origen de muchos de los problemas que han llegado hasta la actualidad. Quien mejor para contarlo que alguien que estuvo allí.
- El Sheriff de Babilonia. Edición Integral. ECC Ediciones
- The Sheriff of Babylon 1 – 12 USA. DC/Vertigo
- cartoné. 304 pp. color. 29,50 €
En mi opinión, «El sheriff de Babilonia» es un cómic recomendable para lectores que buscan historias complejas y realistas, donde se toquen temas como la corrupción, la guerra y injusticia.
El guion es realista y nada monótono. De cierta complejidad y con giros inesperados. El dibujo es realista y expresivo, consiguiendo transmitir al lector todos los estados del arco argumental.