Crítica: «Nuestros Mundos en Guerra», conflicto cósmico.

De vez en cuando las grandes editoriales de superhéroes nos ofrecen un evento que engloba o reúne a buena parte de su panteón y les hace atravesar algún tipo de aventura de dimensiones épicas. Nuestros Mundos en Guerra puede ser el arquetipo de esto. Con Superman como personaje conductor, nos adentramos en una auténtica guerra total que termina implicando y salpicando a una buena parte del Universo DC. Una historia gigantesca que va creciendo poco a poco y que consigue despegar con fuerza y llevarnos a vivir momentos de gran impacto en los que no faltan combates contundentes, batallas espaciales, alianzas, traiciones y muchos momentos dramáticos.

A una guerra es a lo que asistimos en este volumen, en todo el significado de su palabra, solo que los combatientes son los héroes (y algunos villanos) del Universo DC. Nos encontramos en un delicado momento para el Hombre de Acero, pues su mayor enemigo, Lex Luthor, ha conseguido la presidencia de los EE.UU. Sin embargo, ese no es el problema. Imperiex, la personificación de la entropía, está llegando a la Tierra para destruirla. Ya era conocido como un enemigo formidable, prácticamente invencible… imaginad lo que puede ser ahora que no llega solo, sino que llega acompañado de muchos como él. Ni siquiera la fuerza combinada de los héroes puede hacerles frente a este batallón de Imperiex… y las bajas comenzarán a sucederse.

Para salvar la Tierra, Superman debe unir fuerzas con sus aliados más poderosos e, incluso, con sus mayores enemigos, desde Luthor hasta Doomsday, e incluso el propio Darkseid. Y como pasa en las guerras, las alianzas cambian, las traiciones están a la orden del día y los sacrificios y los daños colaterales también tienen su momento. Se trata de una historia larga, cambiante, donde la sorpresa se encuentra cada pocas páginas. Del argumento no diremos nada más, pero hay que destacar un hecho importante…

Nuestros Mundos en Guerra es una serie que se publicó en origen a través de varios títulos DC. La historia saltaba de Action Comics a las páginas de Wonder Woman o a las de Young Justice, por poner unos pocos ejemplos. Por eso, aunque el esfuerzo en esta edición se ha enfocado para que todo se pueda seguir de manera correlativa, es inevitable el apreciar esos saltos entre títulos. Nada preocupante ni que moleste, pero resta uniformidad al producto. Los guionistas de cada serie, perfectamente coordinados, consiguen que la aventura fluya de forma continuada sin perder cada uno su esencia. Son altamente reconocibles los textos de Peter David en Supergirl o de Jeph Loeb en Superman, por poner solo dos ejemplos, que enriquecen la variedad que muestra la saga. Donde es llamativo el cambio de título es en el dibujo (ahí radica esa pequeña crítica a la falta de «uniformidad»), pues encontramos estilos tan distintos como el vistoso y generoso trazo de Ed McGuinness o el detallista y minucioso dibujo de Phil Jiménez en Wonder Woman. Vistos por separado, el apartado gráfico es excelente y deja adivinar que la DC de esta época, principio de los 2000, ponía gran atención en su aspecto visual.

Hay detalles muy interesantes en esta saga que vale la pena comentar. Como por ejemplo la narración en paralelo y a través de discursos de presidentes de los EE.UU. Una guerra es lo que están sufriendo estos personajes, y Jeph Loeb utiliza en varios de sus episodios algunos fragmentos de discursos trascendentales en tiempos de guerra, incluso algún discurso al completo. De esta manera, mientras se firman alianzas forzadas para ir a la batalla o se toman decisiones dramáticas, podemos leer en cuadros de texto el discurso de Gettysburg de Lincoln, el Discurso de Pearl Harbor de Roosvelt o el Discurso de la toma de posesión que dio Kennedy en 1961.

Otro detalle a remarcar son los momentos trágicos. Esta guerra se lleva por delante personajes importantes y secundarios potentes y trascendentes… y a un ritmo endiablado, tanto que casi no da tiempo de llorar a los caídos. Los daños colaterales son inmensos y desmesurados, injustos y aleatorios, como en toda guerra. Además, el conflicto se va extendiendo y viralizando, consiguiendo de este modo que el dolor y las repercusiones se multipliquen y dirijan a nuevas víctimas y participantes. Como analogía de una guerra, es perfecta. Y no se trata de frivolizar con un tema tan serio como las consecuencias de un conflicto armado, se trata de trasladarlas a una historia que sea leída por los millones de potenciales lectores desde la comodidad de su sillón. Ojalá valga como estímulo para la reflexión, aunque sea mínimamente.

Y huyendo de dobles lecturas y sentidos trascendentales, nos quedamos con la diversión y el impacto que Nuestros Mundos en Guerra consigue en el lector. Una aventura de magnitudes absolutas que gracias a este tomo podemos disfrutar en toda su extensión. Absolutamente recomendable.

• Nuestros Mundos en Guerra. ECC Ediciones.
• edición original. Superman 171-173. Adventures of Superman 593-595. The Man of Steel 115-117. Action Comics 780-782. Supergirl 59. JLA: Our Worlds at War. Wonder Woman 172-173. Young Justice 36. Impulse 77. World’s Finest: Our Worlds at War. DC Comics
• cartoné. 512 pp. color. 42,50 €