Crítica: “Batman: Espejo Oscuro”. Inseguridades futuras y traumas pasados.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
“Puedes aparentar que el veneno se ha ido. Pero, en el fondo, sabemos que todavía está ahí”
Por encima de la pura acción blockbuster, priman las miserias y virtudes humanas como catalizadores del impacto de las tramas.
Scott Snyder llegó a Batman en medio de la etapa de Grant Morrison. Se tuvo que comer a Dick Grayson como lider de la cabecera por ser el escocés el cerebro de la idea y el director del destino del protagonista. Sus decisiones estaban por encima de todas las cosas, y todos se tuvieron que adaptar al giro de la serie. Snyder se conformó marcándose un conjunto de fill-in extendidos que no contaminaron los planes del creador de Los Invisibles. Pero lejos de un marrón, pasa a ser el formato ideal para quién se encarga por primera vez de un personaje en un encargo a medio plazo (que será largo, al pedirse la cabecera principal a partir de Nuevos 52). Se distancia de cualquier continuidad y de los eventos principales, formando un corpus de sagas cortas y cerradas que podrían encajar en cualquier momento de la continuidad, cambiando a Grayson por Wayne en ese juego mental, claro.
En los tres capítulos de “Espejo Oscuro”, Snyder se encarga de profundizar en el fetichismo salvaje de los poderosos en una plaza con tal cantidad de villanos y metavillanos que sostenidos por la locura, la psicopatía y a los disfraces cantosos, se transforman en un catálogo de coleccionistas macabro y retorcido. La subasta de las herramientas, artilugios y los fondos de armarios malignos se convierten en tesoros cotizados de los círculos millonarios de Gotham. Ese es el punto de partida de este arco argumental, dónde el escritor se permite explorar aspectos íntimos de Grayson y el análisis de su afección batmaniana. Porque herederar a Batman no implica heredar a Bruce Wayne, pudiendo imprimir su propia personalidad al mito. Puesto que el relato se adentra en lo más profundo de la maldad a través del fanatismo más impuro, la historia tiene un tono tan amargo, agrio y oscuro como acertada la elección de Jock al dibujo.
La segunda parte del tomo continúa el esquema desasosegante y pesimista planteado a través de dos capítulos unidos por la terrible vida familiar del comisarío Gordon. Sustituye a Jock, Francesco Francavilla, quien aporta una pieza visual absolutamente espectacular gracias a su habilidad en la iluminación y a su pericia en el tratamiento del color, al margen de su eficaz narrativa, por supuesto. A través del contraste entre colores cálidos y fríos, la sensación de animación viva roza lo audiovisual. Cada una de sus composiciones transmite la sensación de desasosiego y malestar coincidente con el pesar de Gordon por su hijo James, amenaza silenciosa, sutil, espontánea y sorpresiva. Estas historias que unen antagonías escenográficas como los bajos fondos y los picnics familiares, permiten a Snyder desahogarse a placer con Gordon. Milimétricamente escrito, sus discursos introspectivos y sus reacciones externas atrapan la lectura hasta el final dando más profundidad todavía a un personaje del que apenas quedaba más por contar, error. Si bien el número de cuadros de texto es alto, se antojan imprescindibles para adentrarnos en la psique del protagonista hoy, secundario ayer, y así entender su drama personal in crescendo.
Para ser el primer acercamiento largo de Snyder en la serie, veo intenciones más preocupadas en las personas que en la acción y espectacularidad que vimos más tarde en Nuevos 52, donde estos elementos destacaron más que la pasión de los personajes. Aquí priman las miserias y virtudes humanas como catalizadores del impacto de las tramas por encima de la pura acción blockbuster.
Detective Comics 871-875, DC Comics. Batman: Espejo Oscuro, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 144 pags. Pvp: 15,95 €.