Reportaje: Charles Chaplin. (I. El personaje…)
A estas alturas hablar de Chaplin puede parecer obsoleto y sin interés. Sin embargo, pienso que todo buen aficionado al cine y amante de esta forma de expresión, debería conocer a este singular personaje que revolucionó la industria y fue capaz de crear algunas de las consideradas por los críticos como mejores películas de todos los tiempos. Todo esto en una época donde el cine, como industria y arte, acababa de nacer. Con las limitaciones técnicas propias de la época consiguió llegar al corazón de miles de personas y transmitir sensaciones como antes nunca se había hecho.
Tenemos en la reciente The Artist, de Michel Hazanavicius, un ejemplo de como eran aquellas películas, aquella época y aquella forma de contar las cosas. Un buen punto de inicio para interesarse por este inmortal creador que fue (que es) Charles Chaplin.
El pequeño Charles. Sus primeros años.
Nació el 16 de Abril de 1889 (el mismo año que nació Adolf Hitler, sigh, al que ridiculizaría años más tarde en El Gran Dictador) en East Lane, Londres. El comienzo de su infancia fue muy feliz, convivía con su hermano Sidney y su madre, una actriz cómica de variedades que gozaba de éxito.
Desgraciadamente, la voz de su madre era frágil, eso combinado con el frío londinense le provocaba faringitis, con la consiguiente pérdida de voz. Se resentía en el trabajo y esos nervios, terminaron de mermar su salud mental. Con solo 5 años, el pequeño Charles tuvo que saltar al escenario a suplantar la actuación de su madre, ese fue su debut en los escenarios, cosechando gran éxito.
Siguieron una serie de años penosos, en los que la economía familiar decayó hasta el punto de no tener dinero ni para comer. La madre, llegó a verse obligada a dejar a sus hijos en el hospicio de Lambeth un tiempo y con su padre ( y la odiosa pareja de este) después, cuando la madre enloquece y el Tribunal les da la custodia. Charles apenas conocía a su padre, pues se había separado de su madre al poco de nacer él.
Por suerte, al cabo de un tiempo, la madre salió del sanatorio mental, ya curada, y recuperó la custodia de los hijos. Aunque pobres, ahora vivían felices juntos los tres. Sin duda, todas estas vivencias sirven como inspiración para las futuras películas del cineasta. Aunque mal estudiante, Charles destaca como actor, igual que su hermano Sidney. Poco a poco y con gran esfuerzo van consiguiendo trabajos como actores en compañias cada vez más prestigiosas. Sidney llega incluso a ser contratado por un poderoso productor americano, Alf Reeves.
El golpe de suerte definitivo se produjo cuando Alf Reeves regresó a Inglaterra buscando un primer actor para llevárselo a EE.UU., para participar en una obra de la compañía teatral de Karno y así comenzar una prometedora carrera en la naciente industria del cine. Charles fue el elegido… y desde luego aprovechó esta oportunidad que le otorgó el destino.
Sus comienzos.
Tras viajar con éxitos y triunfos por varios países europeos, Charles llega a a Filadelfia, en 1912, (curiosamente llega en un barco con el timón roto, deben pasar por Canadá antes de entrar en destino) el mismo año en el que se funda en Los Angeles la “ciudad del cine”. No le costó mucho destacar en las obras en las que participó y conseguir al cabo de cuatro años un contrato con la Mutual Films Co. por 670.000 dólares anuales.
Debutó en el cine como un mendigo, su papel era pasear por allí y tropezarse con el pié de una dama. Se giraría y se quitaría el sombrero a modo de disculpa. Chaplin hizo esto, pero a continuación siguió andando y se tropezó con una escupidera, se giró y se volvió a quitar el sombrero a modo de disculpa. Este acto improvisado cayó muy bien entre los técnicos, provocándoles la carcajada.
Así entró el pequeño vagabundo en los estudios de Mack Sennet, y desde esta época hasta 1921 realizó más de 35 cortometrajes para la Keystone Co., para la Essanay y para la Mutual.
Destaquemos entre ellos Charlot, trasnochador (1915); El prestamista (1916); La calle de la Paz (1917); Armas al hombro (1918) o Día de paga (1922) de los que hablaremos en el próximo reportaje.
1921, comienzan sus largometrajes.
El primero de todos fué El Chico (1921), donde Chaplin enlaza una sucesión de sus famosos squetchs dándoles una durabilidad mayor y un sentido global al servicio de una historia. En esta, como en todas las demás, mezcla de forma asombrosa el humor y el drama.
Pero dejemos tambien para el próximo reportaje un análisis más detenido de sus películas y detengámonos en aquella que supuso una ruptura en su forma de rodar y en su vida misma…
Tiempos Modernos (1936) fué su primera película hablada. Él no veía futuro en eso del cine sonoro, pensaba que la verdadera esencia del cine residía en la interpretación mímica y el incluirle sonidos o voces rompería la magia de la comunicación entre el autor, el actor y el mismo espectador. Pero no pudo resistirse al imparable avance de la industria y ya nunca más grabaría una película muda.
El Gran Dictador (1940) supuso su ruptura con la clase dirigente y poderosa americana. Era un alegato contra Hitler y el fascismo, corriente esta que gozaba de aceptación entre gran parte de las clases dominantes y políticas. Todo un sector dirigente se puso en su contra y levantó serios obstáculos para la realización del film. Por si esto fuera poco, una vez estrenado el film, el revuelo que levantó el discurso final de El Gran Dictador, puso en su contra a toda la cúpula política y su conocido Comité de Actividades Antiestadounidenses de J. Edgar Hoover, tachándolo de pro-comunista y viéndose obligado a exiliarse en Suiza. En Europa realizaría sus últimos trabajos, siendo La condesa de Hong-Kong (1966) su última obra.
Recibió múltiples premios a lo largo de su vida… y después de ella. Entre los que destacan: dos Oscar Honoríficos en 1928 y 1972, candidato al Nobel de la Paz en 1948, Orden del Imperio Británico en 1975…
En Suiza fallecería, a los 88 años, por el debilitamiento físico y mental propio de la edad, el día de Navidad de 1977.
Lamentablemente la tumba fué profanada en 1978 por un grupo de delincuentes comunes que se llevaron el féretro con los restos del cineasta. Lo enterraron en un campo de maiz cercano y pidieron rescate a la viuda de Chaplin, Oona O'Neil. No calcularon que la señora O'Neil era fiel a la filosofía de su marido y "Hubiera encontrado ridículo pagar por recuperar unos restos". Con el teléfono intervenido, la policía no tardó en dar con los malhechores y recuperar el féretro. Hoy sigue en el cementerio de Corsier-sur-Vevey, Suiza, siempre lleno de flores.