Crítica: «Punks not Dead. Volumen 1. Movidas adolescentes», cuero y ectoplasma.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Recomendable
Punk, fantasmas, adolescentes, servicios secretos... una loca mezcla de conceptos que da muy buen resultado.
Dicen que los viejos rockeros nunca mueren, pero los punkies siguen ahí aun después de muertos. Reuniendo y amalgamando con estilo un montón de conceptos locos e improbables se pueden obtener resultados increíblemente buenos, un ejemplo de esto es el cómic al que le dedicamos las siguientes líneas: Punks not Dead.
Medusa Cómics edita en un precioso tomo una de las series más gamberras y frescas del panorama independiente americano, reuniendo los seis primeros números que en su país de origen lanzó IDW con su nuevo sello Black Crown. Los artífices de lo que vamos a contar son dos autores poco conocidos: David Barnett en los guiones y Martin Simmonds en el dibujo. El primero debuta en el mundo de los cómics, siendo periodista y comenzando a realizar sus primeras incursiones también en el mundo de la literatura. Desde luego, saber que este es su primer trabajo para el medio hace prometer una grandísima carrera por delante. El segundo tiene alguna obra en su currículum, también para mercado independiente, aunque ha colaborado con Marvel ilustrando portadas para Jessica Jones y para Los Vengadores, en aquel epílogo del evento Sin Rendición que protagonizaba Mercurio. En definitiva, dos autores poco conocidos que realizan una labor más que excelente.
El argumento de Punks not Dead, al menos lo que se puede contar para no destripar demasiado, es el siguiente… Fergie Ferguson es un adolescente problemático que vive con su madre en Londres, se ganan la vida actuando en programas de TV, en los que aparecen dando testimonios falsos de su vida, fingiendo enfermedades o conflictos estrambóticos inexistentes para dar audiencia a ese tipo de programas que gustan de hurgar en las miserias de la gente. En uno de sus viajes para participar en un programa Fergie conoce a alguien muy peculiar en el aeropuerto de Heathrow, nada menos que el fantasma de un músico punk, Sid. Por alguna razón el espectro se pegará a Fergie, que es la única que persona que puede verlo. Pero Fergie va a descubrir que su unión con el personaje etéreo tiene un motivo relacionado con su pasado. Las alteraciones que la marcha de Sid (siempre ha habitado el aeropuerto sin poder salir de allí) y lo que le sucede a Fergie provocan en las «fuerzas del más allá» atraerá la atención de un departamento secreto del gobierno inglés dedicado a investigar este tipo de sucesos, el Departamento de Asuntos Extrausuales, o DAEU… aunque a su máxima responsable le irrita llamarlo así. Se trata de Dorothy Culpepper, una extravagante y descontrolada señora que vive anclada en el estilo vintage de los años ’60.
La potencia que tienen los personajes creados por David Barnett y Martin Simmonds es absolutamente arrolladora. Empezando por el joven Fergie, el chaval inadaptado y rebelde que odia su vida y arremete contra lo que tiene más cerca. Es evidente que el abandono del padre le hace comportarse de esa manera tan desagradable y puede ser que necesite el referente de una figura paterna… pero para su desgracia ese lugar va a estar ocupado por un espíritu. Y no un espíritu cualquiera. Vestido de negro y con aspecto de punkie de los ’80, porque exactamente eso es (o era) Sid, un músico que destacaba en esa corriente musical y del que nadie se acuerda, aunque su presencia sigue en este mundo. La otra piedra angular de las tres que sostienen este cómic es la mencionada señora Culpepper. Faltona, sobrada, agresiva, inteligente y ácida es un cañón de energía y ella sola se bastaría para mantener la serie en pie. En este mismo volumen se narra su origen y el motivo de su amargo carácter… y es una pasada.
Ya solo por estos tres personajes el cómic se sale de la norma y vale mucho la pena, pero el aspecto visual es otro plus añadido. El dibujo se muestra preciso y detallado, pero combina colores de distintas tonalidades conformando un aspecto pop, caleidoscópico, que combinado con la anárquica composición de página crea una sensación de movimiento constante y de acción apresurada… cuando quiere. Simmonds lo combina con otros estilos más convencionales cuando le apetece e incluso experimenta con la narrativa para contarnos ciertas situaciones o episodios y recrearlos de manera más envolvente, divertida o, incluso, terrorífica. Porque de todo hay en esta serie.
Punks not Dead mezcla elementos y argumentos ya vistos en otras obras para crear una historia explosiva y atractiva, que se disfruta por su encantador aspecto visual y por tener unos personajes sólidos y carismáticos. Y este es solo el primer volumen, de sobra para sentar las bases de lo que será a todas luces una de las series más sonadas del panorama independiente.