Crítica: «Vampi», pequeños vampiros y grandes aventuras.

Imaginaos lo duro que debe ser vivir en el castillo de Drácula siendo una niña… bueno, una pequeña vampira. Vampi. Para empezar, no puede alejarse del castillo por temor a los humanos y, por si fuera poco, los viajes de trabajo del señor conde, que le obligan a estar la mayor parte del tiempo ausente, mantienen a la pequeña sin esa necesaria figura paterna. Tened en cuenta que Vampi es una niña inquieta y curiosa y que tiene a su disposición ese viejo castillo… Entre sus muros vivirá todo tipo de aventuras, acompañada de su gato Luna y de un simpático murciélago, sus dos mejores amigos y compañeros de travesuras. Y por supuesto, Vampi no vive completamente sola en ese gran castillo… un sirviente cuida de ella y se encarga de que todo funcione en ausencia del conde. Y pobre sirviente, que sufre las imaginativas trastadas de la pequeña.

Vampi es una lectora empedernida, que espera con ilusión la llegada del mensajero con su preciado paquete lleno de libros y cómics. Por supuesto, hasta allí no se aventuran los chicos de amaozon ni de alienxpress ni nada parecido, no sea que se pierdan por esos bosques oscuros y poblados de monstruos donde no funciona gps alguno, que va. Hasta allí solo llega un inquietante mensajero enfundado en gabardina negra que, manejando su fúnebre coche de caballos, hace llegar a Vampi sus esperados tesoros de papel.

Drácula tendrá que aprender a cuidar y querer a su hija y, en algunas de las historias, lo veremos sufrir no a manos de Van Helsing ni de Blade, sino agobiado por la presión de querer ser un buen padre. Porque en este cómic los personajes son monstruos (simpáticos, si, pero monstruos al fin y al cabo) al mismo tiempo que comparten problemas y sentimientos tan humanos que es fácil identificarse y simpatizar con ellos.

Vampi, la protagonista, se mete en mil líos intentando divertirse y deambulando por el enooorme castillo. Por eso la veremos liberar por error a un enorme ser destructor, surfear por los tejados en la noche o enfrentarse a los seres que habitan el bosque mientras juega al escondite con sus amigos… pero también tendrá que hacer los deberes del cole, obedecer a su tutor esporádico que es el sirviente o debatirse entre la tristeza y la desazón por la figura semi ausente de su padre. Es simpática y optimista, valiente y alocada… pero también entrañable y cariñosa. Vampi es el centro de este cómic sobre el que deambulan una cantidad de personajes entrañables a los que terminaremos queriendo y recordando por su simpática personalidad.

Algo choca en la lectura de Vampi. El tono simpático y amistoso de sus historias y personajes no está acorde con su detallado dibujo que no deja escapar detalle, que muestra los interiores del castillo como lugares oscuros y amenazadores y se llega a sentir el lugar como parte importante y omnipresente en las historias. Incluso la figura de Drácula mantiene un tono enigmático, con su figura medio oculta siempre en las sombras… No estamos ante un dibujo de cómic de terror adulto, pues el autor sabe mantener siempre ese destello de optimismo en la obra, pero no cae en la «trampa» de infantilizar ciertos aspectos de la ambientación. Por eso el contraste, el choque, de acompañar a estos personajes en sus aventuras donde el marcado tono de humor predomina, sin renegar del todo de su herencia original: los vampiros, transilvania, Drácula…

Otro aspecto importante a destacar es la sencillez de lectura que encierra Vampi. Está concebido para los más pequeños y a estos no les costará seguir la historia debido al excelente uso del lenguaje visual que Fonollosa emplea, alejándose de experimentos o tentaciones para enfocar la narración visual del cómic y convertirlo en un ejercicio fácil y agradable. Esto hace de Vampi uno de los cómics más recomendables para nuevos lectores que han caído últimamente en mis manos y, si sumas a esto la longitud de las historias, tendrás otro punto a favor. Las aventuras de Vampi comienzan teniendo la extensión justa de una página… para ir evolucionando a lo largo del tomo y llegar, en los compases finales, a tener una duración de varias páginas. Otra manera progresiva de acercar al lector más joven a su primer cómic.

Vampi es un álbum que recopila las historias publicadas del personaje en la mítica revista valenciana Camacuc. Son historias divertidas, entrañables y amenas que incluso tienen carga emocional que el autor suelta hábilmente cuando ya le tenemos cierto cariño a los personajes. Una inmejorable opción para descubrirle a los más jóvenes un medio a veces tan maltratado como es el cómic. Si os apetece clavarle el diente (mucho me he contenido para soltar el chistaco) podéis encontrarlo en las librerías y, como de costumbre, en la web de Grafito Editorial, donde encontraréis regalos y el envío gratis.

Vampi, Luna y todos los habitantes del castillo os esperan en las páginas de este tomo, uno de los mejores cómics nacionales para los más pequeños.

• Vampi. Grafito Editorial.
• cartoné. 56 pp. color. 12,99 €