Críticas de cómics

Crítica: “Grandes Autores de Batman: Norma Breyfogle, La Pandilla del Fango”. Villanos torturados.

Resumen de la Crítica

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Edición

“¿Qué demonio oscuro alimenta tu templanza, para luchar incluso cuando ya no queda esperanza?”

La recopilación de Breyfolgle viaja a velocidad de crucero por tortuosas psicologías urbanas.

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Si en el cruce de caminos del binomio Wagner/Grant y Breyfogle la marginación de Bruce Wayne en beneficio de su alter ego y los encuentros con sus adversarios más extremos, en trasfondo y diseño, se subordinaban para resaltar los excesos sociales en todos los ámbitos de las comunidades urbanas, la autonomía de Alan Grant en los guiones resta ese punch tan refrescante en favor de una exploración mas detallada en la profundidad psicológica de los enemigos de Batman. En “La Pandilla del Fango” nos adentramos de nuevo en los análisis de amenazas de segunda fila de forma global, pero ahora desarrollados de forma más pormenorizada en perjuicio de esos elementos subyacentes y cotidianos de nuestro día a día que encontrábamos fuera de plano en la ocasión anterior. Aunque el sabor auténtico de esas historias, que la diferenciaban del resto en el género, desaparece en el presente tomo, sí es verdad que el grupo de historias que vienen aquí recopiladas vuelven a huir de pretensiones ambiciosas para colocarse residualmente en lo que compete a la relevancia editorial épica de Batman. Lejos de ser malo el planteamiento, nos sirve para remarcar la vocación coral de este período y de las posibilidades de la propia colección en relación a sus villanos y no por los secundarios de carácter civil. La omnipresencia de Batman en su lado de la balanza de confort desaparece para ahondar en las justificaciones y decisiones que toman los no-villanos en los arcos argumentales que aquí se suceden. Salvo en excepciones, la voluntariedad hacia el lado oscuro de los Tenzin, Clayface III o Anarquía, tiene cierto sabor agridulce en cuanto a víctimas de las circunstancias, pero se agradece que no hagan el mal porque sí. Las consecuencias vitales de esos tres podrían ser las mismas de Bruce Wayne de no contener a sus demonios internos en el momento clave.

Y aunque el arranque no puede ser más deudor de la etapa bipolar de Wagner, gracias a ese pique automovilístico con el batmóvil en la primera grapa (una secuencia absolutamente hilarante), el drama en las interioridades de los “malos” (salvo en Clayface I, Catman y el Pingüino) es el mayor aliciente de este grupo de tebeos al conseguir que el lector conecte de alguna manera con las situaciones injustas que estos padecen, ya sea por estar en el sitio erróneo en el momento equivocado, ya sea por sucumbir a sus desgracias perpetuas, ya sea por malversar la realidad que le rodea fruto de la inmadurez o como resultado de una madurez mal entendida. En cualquier caso, desahogar esas frustraciones en el ámbito criminal es lo que provoca los enfrentamientos con Batman, que es al fin y al cabo de lo que va esto. Dar excusas al protagonista para solucionar distintos enfrentamientos es lo que provoca en el lector cierta lástima hacia estos pobres desgraciados. Y ahí radica la importancia de estos números, ofrecen algo distinto a los clásicos embates de siempre con amenazas globales más planas, bien por objetivos caóticos, pasionales, económicos o nacidos del resentimiento. Y eso es así porque el peso actoral es compartido, no subordinado, remarcando por tanto la importancia en presentar unos adversarios bien construidos en defecto del actor principal a quien conocemos de pe a pa.

Aún así consiguen dar momentos relevantes de forma indirecta, como puede ser la introducción de Jason Blood/Demon en la partida, enfatizando el contraste entre estos y Batman, alcanzando un gran nivel entre imposiciones y réplicas de dos personajes que con ciertos parecidos su filosofía de vida colisiona notoriamente, forzando la línea entre sus semejanzas y diferencias como si de forma recíproca ambos se tuvieran que dar permiso para hacer lo que hacen. O colocando en el universo batman una versión bastarda y algo forzada del V de Alan Moore, como si Anarquía no hubiera entendido debidamente V de Vendetta, que a los efectos del fan service sienta bastante bien.

No obstante, aunque no con la brillantez de su socio Wagner, Grant aprovecha los fill in entre sagas para trasmutarse en denunciante público de problemas latentes como la delincuencia juvenil, las drogas, la explotación animal, los homeless o las coacciones profesionales, en un formato ligero pero desgarrador emocionalmente en algunos casos.

El estilo de Breyfogle sigue a pleno rendimiento. Brillante narrador en lo gráfico, la oscuridad intrínseca de todos (Batman incluido) lustran de fealdad las dramáticas atmósferas de todos los escenarios como si la noche rompiera una barrera dimensional donde lo peor del ser humano se sumerge en cada esquina para usurpar lo poco que queda de bueno. Para guiones extremos, que mejor que las anatomías retorcidas y las desequilibradas expresiones de todos los encartados. Ante estímulos e impulsos crudos y salvajes, la deformidad y la tensión que subyace en el trazo del americano no puede ser más acertado.

Detective Comics 601-614, DC Comics. Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle, La Pandilla del Fango, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 344 pags. Pvp: 32,50 €. Fecha de Edición: Octubre 2017.

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