Crítica: «Zot! 1987-1991», como el buen vino.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Maravilloso
Recorrido a través de la historia de un gran cómic que trasciende el género superheróico
Ediciones integrales, omnibus… actualmente estos tomos de tropecientas páginas pueblan las sufridas estanterías de las librerías, poniendo a prueba con su peso la calidad de las mismas. Gracias a estas ediciones podemos recuperar y completar nuestras colecciones, para merma de nuestra economía. No tengo ninguna debilidad por este tipo de publicaciones, más allá de esa posibilidad de completismo que comentaba, porque son muy incómodas de leer debido a su desorbitado peso y a la inclusión de decenas y decenas de páginas de relleno, amén de un amor incondicional a la grapa.
Tras este párrafo inicial sobre este tipo de recopilaciones, nos centramos en el que nos toca: Zot! edición integral en blanco y negro del material publicado entre 1987 y 1991. Quitando el tema del peso, nada de lo que me incomoda se encuentra aquí. Primero, tenemos un recorrido a través de 4 años de publicación continuada por una de las series de superhéroes «underground» más conocidas, en la que podemos comprobar la evolución del autor a través de su obra, confiriendo valor añadido al tomo. Segundo, el material extra aquí incluido está al nivel del propio cómic, sino más. Zot! 1987-1991 es una oportunidad única y maravillosa de disfrutar del buen cómic de superhéroes de autor, con personalidad y coherencia, con sensibilidad e inteligencia, alejándose del maelstream y usando un género omnipresente para contar historias cercanas y emotivas.
Pero empecemos por el principio, que en las casi 600 páginas que componen el tomo, hay mucha tela que cortar… Encontramos el tomo dividido en dos grandes bloques, siempre ofreciendo exclusivamente aquellos números editados en blanco y negro y elaborados por Scott McCloud. Héroes y Villanos es la primera parte. Aquí conocemos al joven Zachary, Zot, que vive en otra dimensión, otro mundo muy parecido al nuestro, salvo que allí no existen guerras ni enfermedades, ni sufrimientos… es una especie de Tierra de 1960 pero con elementos futuristas de vanguardia que recuerdan a la ciencia ficción clásica (de cine y novelas, principalmente). Puede viajar libremente a nuestra Tierra, donde conoce a Jenny, también adolescente y con la que establece una curiosa relación mezcla de amistad y atracción que irá evolucionando conforme los protagonistas vayan madurando. Alrededor de Zot y Jenny hay un nutrido grupo de secundarios: Max, Peabody, Woody… no los enumeraré a todos, pero sí diré que McCloud es un genio creando personajes, dotándolos de vida y haciendo que evolucionen de manera coherente y lógica al ritmo de la historia global. Conoceremos los villanos que amenazan la paz y tranquilidad de aquel mundo idílico, basados en distintos tipos de comportamientos (sosegados, estridentes, poderosos, impotentes) Excepto los impotentes, que son la mar de graciosos, el resto representan serias amenazas, incluso algunas con cierto rumor terrorífico, en serio contraste con todo lo que representa Zot y su mundo.
Esto es algo que gusta explorar al autor, la comparación que supone el mundo de Zot, todo bienestar y cordialidad, con el nuestro, lleno de injusticias y egoísmo. Los personajes que visitan aquel mundo sufren comparándolo con el nuestro y se preguntan y cuestionan su modo de vida, planteándose siempre el mudarse de dimensión. Zot, en su pura ingenuidad, insiste en las cosas buenas que tiene nuestra Tierra y en el derecho de darle una oportunidad. Y es que Scott McCloud aprovecha su propio cómic de superhéroes como excusa para explorar temas mucho más profundos, algo así como usar un género de masas para colar un cómic maduro, intenso y reflexivo que de otra forma difícilmente se hubiera publicado con tanta condescendencia y aceptación.
La segunda parte del tomo es la culminación de todo, el autor madura como profesional y los personajes llegan a su cenit. Se llama Historias de la Tierra y todo sucede en nuestro mundo. Los viajes interdimensionales se prohíben en el mundo de Zot y él mismo queda atrapado a este lado de la realidad, no pudiendo volver jamás a pisar su Tierra natal. Pasará Zot a vivir como refugiado en casa de Jenny y las historias se vuelven una deliciosa maravilla de realidad. Cada capítulo se convierte en un día a día de los protagonistas, adolescentes en sus últimos años de instituto, con sus problemas normales en todos los ámbitos, familiares y estudiantiles, de relación, etc. contados con un acierto y una delicadeza admirables. Zot sigue estando, pero ya no es protagonista y casi se limita a ser un secundario, excepto en uno de los capítulos, el 35, uno de los mejores, que incluso estuvo nominado a un Eisner.
McCloud nos lleva hábilmente a su terreno y consigue que ya no nos importen las aventuras del superhéroe Zot y prefiramos convivir con él y sus amigos, normales como tú y como yo, evolucionados tras tantas páginas de interacción (entre ellos y con nosotros, los lectores). Relaciones familiares y sentimentales, problemas con los compañeros o los estudios, todo se vuelve trivial y maravilloso al mismo tiempo. Uno de estos episodios tiene el mérito de ser una de las primeras historias donde se habla abiertamente de la homosexualidad de uno de los personajes, otra vez llegando al gran público por usar el trampolín (el disfraz) del «cómic de superhéroes». Un episodio lleno de sensibilidad y eficazmente contado, con un final oculto magistral.
No pienso contar ningún detalle concreto de la historia, dilatada a través de tantísimas páginas, y donde hay tiempo para el drama, el combate, el amor, el humor…
La evolución artística y creativa en el tomo es evidente. El propio McCloud se encarga de explicarla en artículos tras cada cómic, y es fácil comprobar como el autor crece y mejora con los años, confeccionando mejores tramas y más complicadas historias, enriqueciendo siempre a los personajes que parecen aprender de su pasado y crecer junto al autor. El dibujo también evoluciona en todos los aspectos, abandonando paulatinamente la encorsetada regla del cómic superheróico clásico y entregándose a la experimentación más valiente, conservando siempre esa nitidez narrativa propia del autor. En este aspecto artístico se nota también la influencia del manga, como él mismo confiesa, siendo algo que enriquece y libera su estilo.
Zot! 1987-1991 se completa con infinidad de notas y artículos escritos de puño y letra por McCloud, todos ellos para la ocasión y donde nos desvela más detalles de los que podamos imaginar. Cada final de cómic viene acompañado de sus notas, con anécdotas y explicaciones donde nos confiesa, como si de un amigo se tratara, algunos detalles interesantes en la elaboración del capítulo en cuestión. El inicio del tomo está enriquecido con un extenso artículo, a modo autobiográfico, en el que McCloud nos cuenta de manera divertida como fueron sus inicios en este mundillo, sus primeros trabajos profesionales, su contrato con Eclipse para realizar Zot y su relación de amistad, desde que eran niños, con Kurt Busiek incluída. El tomo se cierra, como no podía ser de otra forma, con distintas notas del autor sobre sus conclusiones con respecto a Zot, sus planes de futuro y sus anhelos.
Una obra indispensable por muchos motivos, que no defraudará a nadie y que quedará en ese hueco de la memoria reservado a las grandes historias, de esas que ya no se olvidan y que jamás pasan de moda. Al contrario, el joven Zot y sus amigos parecen ganar con los años.
- Zot! 1987-1991. Edición integral en blanco y negro. Scott McCloud. Planeta Cómics.
- tapa dura con sobrecubierta. b/n. 576 pp. 35 €