Crítica: «Los invisibles vol. 6. Besos para el señor Quimper»
Resumen de la Crítica
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Una obra que reflexiona sobre nuestra percepción de la realidad y la compleja relación entre realidad y ficción.
«Besos para el señor Quimper» es la penúltima entrega de esta colección editada por ECC Ediciones (que incluyen los números 14 al 22), y a falta de un último volumen, lejos de ir resolviéndose, cada vez es más compleja y psicodélica creando cierta duda sobre cómo Morrison logrará que las piezas encajen y si no acabará dejando mas incógnitas que soluciones.
Este tomo comienza con nuestros personajes en Nueva Orleans descansando, divirtiéndose y preguntándose sobre qué camino tomar a partir de ahora, ya que no todos los personajes parecen estar de acuerdo sobre cuál es el siguiente movimiento a realizar.
King Mob y Robin se dirigen a una iglesia en Filadelfia, donde en lugar de encontrar respuestas a sus preguntas, se encontrarán con un asesino invisible contra el que tendrán que enfrentarse. Jack y Boy continúan con su relación sentimental, que la verdad sea dicha, no aporta nada a la trama pero que es una excusa para mostrarnos en el estado en el que se encuentra Boy después de todo lo que le ocurrió en el número anterior, convirtiéndose en una mujer llena de miedos e inseguridades y además veremos como la influencia de Quimper sobre los actos de Robin es cada vez mayor.
El grupo planea un nuevo y definitivo ataque a la base secreta de Dulce (Nuevo Mexico) y para ello vuelven a solicitar la ayuda de Jim Crow (magnífico personaje al que lamentamos ver tan poco y que me gustaría que tuviera más protagonismo), y de Jolly Rogers, que quiere vengar a sus amigos fallecidos en el ataque anterior. Una vez finalizado ese enfrentamiento, nada volverá a ser los mismo para nuestros protagonistas.
Si en el número anterior Morrison comenzaba a jugar con los viajes en el tiempo, en éste volúmen nos presenta varias tramas que ocurren en diferentes tiempo y lugares, lo que ocurre en el presente puede tener repercusión en el futuro o puede ser justo al contrario, lo que pasará en el futuro será lo que afecte al presente, lo que consigue que todas las dudas que han ido apareciendo, cobren más fuerza que nunca. Con tanto salto en el tiempo, la lectura no es nada sencilla y lejos de aclararnos algo, vamos a encontrar que hasta los propios personajes se pregunten si lo que está ocurriendo es real o no, si es todo una alucinación producida por las drogas o si realmente es todo parte de una conspiración mundial.
En cuanto al apartado gráfico, Chris Weston dibuja todos los números menos el 18, que corre a cargo de Ivan Reis, que cumple bastante bien, en mi opinión el problema reside en los entintadores, Bob y Fanny llegar a parecer personajes distintos según quien los termine, y lo mismo ocurre con Jim Crow y King Mob. Las portadas de Brian Bolland continúan siendo geniales. El extra al final de unos bocetos a lápiz de Bolland sobre los personajes me encanta.
Acabado este segundo volumen hay que reconocer que tiene tantos defectos como virtudes, pero por su manera tan diferente de ser y su originalidad, es una obra que todo el mundo debería leer.