La distopía del mes (XXXVIII): Langosta
Colin Farrell y Rachel Weisz protagonizan Langosta (The Lobster, 2015), una de las sorpresas cinematográficas del año 2015. Público y crítica aclaman a esta obra de cine independiente, que ha sido exhibida en diversos festivales como Cannes, Sevilla o Gijón, entre otros.
El director
Yorgos Lanthimos es un productor, guionista y director de cine griego. Actualmente está considerado uno de los mejores directores de cine independiente. Se ha dado a conocer mundialmente con Canino (Kynodontas, 2009), que fue nominada al Oscar como mejor película en habla no inglesa en el año 2011. Más tarde, tendría otra incursión en el distópico con Alps (Alpeis, 2011), con una menor repercusión. Con Langosta (The Lobster, 2015) se ha vuelto a situar como un referente del cine indie. Actualmente, Lanthimos está preparando The Favourite, con salida prevista para 2017 y con Emma Stone y Rachel Weisz en el reparto.
Se caracteriza por crear situaciones a medio camino entre el drama y la comedia, entrando de lleno en el terreno de lo absurdo con frecuencia. Uno de los temas principales de su filmografía es la barrera existente entre lo natural y lo artificial, así como la psicología humana, tanto desde un punto de vista individual como social y cultural.
La trama
En un futuro cercano, las leyes obligan a los ciudadanos a trasladarse a El Hotel, donde, siguiendo una serie de inflexibles normas, deben hallar a su pareja ideal. Para ello, disponen tan sólo de 45 días. Si en ese plazo de tiempo no han encontrado a su media naranja, serán convertidos en un animal de su elección y abandonados en el bosque.
La distopía
En una sociedad casi desprovista de sentimientos, encontrar pareja puede convertirse en un reto difícil de superar. Además es una condición obligatoria para poder vivir en la ciudad, debe hacerse en un ambiente concreto y, si no se realiza en un plazo de tiempo determinado, la humanidad se esfuma, pasando a ser un animal.
Por todo ello, es inevitable que se busque hasta el aspecto más insignificante que haya en común con la persona elegida. Compartir una afición o tener un misma característica física no son (como diríamos actualmente) casualidades más o menos afortunadas, sino que se convierten en una base sobre la que sustentar la relación. Una relación absolutamente superficial, pero que basta para conservar la humanidad. ¿O tal vez no?
La crítica
Langosta comienza con una escena desconcertante, que prepara al público ante parte de lo que va a suceder en la pantalla. El inicio deja claro que es un producto atípico, que busca (y consigue) sorprender al espectador.
Para reflejar en la pantalla la disfuncionalidad emocional de la sociedad, Langosta utiliza una fotografía – aunque bella – oscura, con colores muy sobrios tanto en decorados como en vestuario. La ciudad, el bosque, El Hotel… La luz y los colores tenues están presentes en cada escenario, impregnando cada acción que se lleva a cabo en ellos. Además, la arquitectura de la ciudad, fría y solitaria, contrasta menos de lo aparente en un primer momento con la de El Hotel, lujoso castillo con una calidez pretendidamente artificial.
En la música de Langosta, los violines tienen un papel protagonista, dotando a la película de una atmósfera extraña y repleta de incertidumbre. Estos momentos de tensión están manejados de una forma magistral por Lanthimos, que llega a recordar en algunos aspectos de la dirección a directores como Alfred Hitchcock, Wes Anderson, Stanley Kubrick o Woody Allen. Sin embargo, con todas esas referencias tan dispares, Lanthimos (lejos de pretender imitar a nadie en particular) es capaz de construir su propia fórmula y hacer que funcione.
El papel principal de Langosta recae sobre Colin Farrell. Este actor irlandés ha tenido una carrera con ciertos altibajos a nivel de crítica, pero siempre ha sabido mantenerse ocupado. Se ha puesto en la piel de tipos duros y galanes sin convencer demasiado, pero su papel en Escondidos en Brujas (In Bruges, 2008) hizo que la crítica se rindiera ante él, alzándose con el Globo de Oro en 2009 por su actuación. Desde ese momento, Farrell ha sabido (o ha podido) elegir sus papeles con más acierto, trabajando a las órdenes de directores como Terry Gilliam o Woody Allen y realizando una exitosa incursión en la pequeña pantalla con la serie True Detective (2014-2015). En Langosta, resuelve de forma excepcional un papel extremadamente complejo, repleto de matices y sutilezas. A pesar de ser uno de sus trabajos menos conocidos, estamos, sin duda, ante uno de los de mayor calidad.
Colin Farrell tiene como compañera de reparto en Langosta a la británica Rachel Weisz, que realiza un trabajo difícilmente superable, metiéndose en la piel de un personaje dotado de cierta ingenuidad y candidez en un mundo frío y desalmado. Ganadora de un Oscar a mejor actriz por su papel en El jardinero fiel (The Constant Gardener, 2005), es conocida por sus participación en La momia (The Mummy, 1999), Constantine (2005) o La fuente de la vida (The Fountain, 2006), y su esfuerzo y saber hacer la ha convertido en una de las grandes actrices de nuestro tiempo.
Langosta encierra una áspera crítica de las relaciones humanas, así como de las presiones que sufren los individuos desde su entorno. Una reflexión que profundiza en los tópicos existentes en el ámbito de las pasiones, perversiones y preferencias humanas, aprendidas o impuestas, que parecen regir nuestras vidas y se consideran incuestionables. Langosta es incómoda, seductora, violenta, desconcertante, disparatada, dramática y brillante. Una obra absolutamente imprescindible, que demuestra que el cine independiente ofrece productos que, aunque desconocidos para el gran público, no dejan de ser extraordinarios.