La distopía del mes (XXXVI): Naves misteriosas
Naves misteriosas (Silent Running, 1972) es una película dirigida por Douglas Trumbull y protagonizada por Bruce Dern. En su estreno tuvo muy poca repercusión a nivel de taquilla, pero actualmente se ha convertido en una película de culto.
El director
Douglas Trumbull es un productor y director de cine estadounidense, que se ha erigido como uno de los pioneros en el ámbito de los efectos visuales. Este hombre está detrás de los efectos visuales de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968), Encuentros en la tercera fase (Close Encounters of the Third Kind, 1977), Star Trek – La película (Star Trek: The Motion Picture, 1979) o Blade Runner (1982). Su trabajo con los androides de Naves misteriosas hizo que recibiera la oferta de participar en La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977) pero el hecho de estar inmerso en otros proyectos hicieron que tuviera que declinar la oferta. Sin embargo, George Lucas pudo aprovechar parte de su equipo, como el mago de los efectos visuales John Dykstra. El legado de Trumbull ha sido reconocido con un Oscar honorífico en 2012, siendo su último trabajo hasta la fecha El árbol de la vida (The Tree of Life, 2011), donde ejerció de asesor.
La trama
La tierra se ha vuelto estéril. Toda la flora está extinta. Con el fin de preservarla, se han construido diversos ecosistemas en una flota espacial. Un día, el encargado de una de las naves, recibe la orden de destruir la reserva natural, sin ninguna explicación adicional.
La distopía
Toda la flora se aglutina en una suerte de Arca de Noé espacial para ser conservada y plantada de nuevo en el planeta Tierra cuando las condiciones lo permitan. Sin embargo, el tiempo hace que el ser humano se acostumbre a vivir sin naturaleza, dejando de apreciarla como parte fundamental.
Los sentimientos de los seres humanos parecen encontrarse anestesiados, incapaces de reconocer la belleza de la naturaleza, o de su importancia vital. La apatía domina a las personas, que no se plantean alternativas a la realidad que están viviendo ni se cuestionan las órdenes recibidas.
La crítica
Naves misteriosas comienza con un recorrido por los detalles de la naturaleza, en un bosque rebosante de vida. La imagen del bosque va dando paso al interior de la nave, y, más tarde, al exterior. Las imágenes de las naves en el espacio son asombrosas, especialmente teniendo en cuenta la época en las que fueron grabadas y el presupuesto con que se contaba. El diseño de la estación espacial es muy original, con los diversos ecosistemas conservados en enormes cúpulas independientes. Este diseño de la nave, los vestuarios y decorados… todo responde a una estética muy reconocible en las películas espaciales de la época: color blanco predominante, oscuridad y silencio, fundas azules para los astronautas… Sin embargo hay dos elementos diferenciadores. Primero, Freeman Lowell, encargado de preservar los bosques, tiene una túnica blanca para trabajar con las plantas. El hecho de ser el único tripulante que aprecia la naturaleza, hace que su vestuario cobre un significado especial. Y segundo, los robots. Huey y Dewey son los antecesores de R2-D2, Johnny 5 o WALL-E. Su rasgo más importante es el humano. Es extremadamente fácil empatizar con estos robots, ya que, a pesar de ser máquinas, tienen en su diseño, movimientos y sonidos una expresividad y emotividad muy notable. Tanto, que pueden arrancar incluso alguna lagrimilla a los más sensibles.
En el apartado estético cabe reseñar que los apartos tecnológicos de Naves misteriosas tienen un aspecto usado, algo muy característico de películas posteriores como La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) o District 9 (2009), y un elemento esencial para conferir realismo a la imagen.
Trumbull es muy dinámico en la dirección, usa frecuentemente la consecución rápida de planos para acortar las secuencias menos importantes, algo que se agradece como espectador. Eso sí, tampoco duda en recrearse ante las imágenes más impresionantes de la estación espacial, acompañadas de una música que – además de conferir cierto carácter épico – se convierte en uno de los pilares más importantes de Naves misteriosas. Los temas musicales principales, interpretados por Joan Baez, aportan la sensibilidad y melancolía necesarias para dotar a esta película de una atmósfera realmente especial.
Freeman Lowell, el astronauta responsable de la nave, está encarnado por el actor estadounidense Bruce Dern. Es conocido por sus papeles en películas como El Gran Gatsby (The Great Gatsby, 1974), El regreso (Coming Home, 1978) o Nebraska (2013). Actualmente se están preparando cuatro largometrajes donde participa; unos de ellos es The Hateful Eight, la nueva película de Quentin Tarantino. Bruce Dern asume y supera un logro interpretativo con Naves misteriosas, ya que todo el peso de la película recae sobre él. El espectador puede entender perfectamente las experiencias que sufre el protagonista, gracias a la expresividad emocional de Dern, que desarrolla el papel de una forma extraordinaria.
Estamos ante una película absolutamente recomendable que, a pesar de no haber disfrutado del prestigio que merecía en su época, el tiempo ha sabido poner en su lugar. Toda una obra de referencia de la ciencia ficción, que ningún aficionado al género se debería perder.