La distopía del mes (XXXIV): THX 1138
THX 1138 (1971), dirigida por George Lucas, es una distopía basada en un cortometraje del mismo director: Electronic Labyrinth THX 1138:4EB (1967). Actualmente está considerada como una película de culto, y ha sido referenciada en numerosas ocasiones en otras obras de Lucas, en parte por iniciar su impresionante carrera. Si bien es cierto que en ocasiones existe cierta tendencia a sobrevalorarla, es impresionante la frescura que presenta después de más de cuarenta años, resultando infinitamente más estimulante que muchas de reciente factura.
El director
Hablar de George Lucas es hablar de Hollywood. Creador de las míticas sagas Star Wars e Indiana Jones, fundador de Lucasfilm Ltd. e Industrial Light and Magic (ILM), concibió el embrión de Pixar, y revolucionó los beneficios de las películas con el merchandising y la proyección de cines con el sistema THX. Y todo eso es sólo un esbozo. Estamos ante una figura imprescindible en la historia del cine, tanto en su faceta de productor y director como en la de hábil negociador. Sin embargo, nunca ha ganado un premio Óscar, a pesar de estar nominado en varias ocasiones; quizá como compensación, recibió en 1992 el Premio Honorífico Irving G. Thalberg. Como cabe esperar en un personaje de este calibre, ha sido tildado en numerosas ocasiones de personaje excéntrico y polémico; su último bombazo ha sido vender Lucasfilm a la compañía Disney, que continuará la saga de Star Wars, pero esta vez sin él.
La trama
En el Siglo XXV, una hombre llamado THX dedica su vida a trabajar y consumir, los dos únicos objetivos de la sociedad. Sin embargo, una serie de sentimientos afloran en él, iniciando así una búsqueda de la verdad tan desesperada como peligrosa.
La distopía
La sociedad se ha trasladado al mundo subterráneo, donde sobrevive bajo un estricto control de conducta, ayudado de la sedación mediante drogas. El objetivo vital de los ciudadanos es trabajar y consumir. El estado se ha convertido en una religión. La rutina es demoledora, carente de aspiraciones o motivación.
La crítica
THX 1138 comienza con una sobriedad muy particular, que se mantendrá a lo largo de todo el metraje, dejando entrever que estamos ante una película fuera de lo común. Esta carencia absoluta de artificios y dinamismo es más llamativa teniendo en cuenta todo el trabajo posterior de su director.
El escenario en el que se desarrolla la acción es completamente artificial. La ausencia de luz natural hace imposible conocer el momento del día en el que se vive; además, todos los elementos arquitectónicos, el escasísimo mobiliario e incluso los uniformes de los ciudadanos son de color blanco. No hay color más puro ni más aséptico. Además, las cabezas están afeitadas, no existen los complementos ni la decoración. En una sociedad donde las emociones están anuladas, la falta de estimulación ambiental es un ingrediente fundamental.
Existe un grupo que posee un uniforme diferente: las fuerzas de seguridad. En contraste con toda la estética, estos androides de cara plateada visten completamente de negro, y poseen una expresión tan inexpresiva que resulta intimidatoria.
Lucas mantiene la cámara estática durante gran parte del rodaje, por lo que la fotografía descubre, en numerosas ocasiones, imágenes con un fuerte magnetismo. Planos abiertos y distantes que hacen (incluso) más pequeñas e insignificantes a las personas son muy habituales; sin embargo, no puede uno dejarse engañar: cuando se precisa generar tensión, se hace con creces.
Detrás de la particular y sugerente edición de sonido está Walter Murch, que ha trabajado en obras como El paciente inglés (The English Patient, 1996) o Apocalypse Now (1979), por las que se llevó dos premios Oscar. En THX 1138, Murch realiza un trabajo muy radical, generando una atmósfera única y extraordinariamente apropiada para esta distopía.
El papel principal de THX 1138 recae sobre Robert Duvall, que ha participado en películas como El padrino (The Godfather, 1972), Apocalypse Now (1979), El don del coraje (The Great Santini, 1979), Camino al cielo (The Apostle, 1997) o más recientemente, El juez (The Judge, 2014). Estuvo nominado al Oscar en siete ocasiones, pero sólo se lo llevo una vez, gracias a su papel en Gracias y favores (Tender Mercies, 1983). Con los Globos de Oro ha tenido más suerte, ya que se ha llevado la estatuilla hasta en cuatro ocasiones. Duvall suele elegir papeles reflexivos y profundos, tiene un don especial para conmover al espectador con aparente facilidad. En THX 1138 demuestra que está en un momento sólido de su carrera, logrando llevar al personaje de la apatía a la intrepidez, o mejor dicho, a lo verdaderamente humano.
THX 1138 es una película de corte experimental, fría, con muy pocos diálogos y un fuerte carácter contemplativo. Esto hace que aquellos que esperan ver algo mínimamente similar a cualquier obra de Lucas pueden sentirse decepcionados. También es habitual que THX 1138 no resulte demasiado grata en una primera visualización, ya que necesita reposar en la mente del espectador, y ser digerida, para poder apreciarla. Con todo, estamos ante uno de esos casos en los que el tiempo pone las cosas en su lugar, otorgándole la categoría de imprescindible de la ciencia ficción.