Críticas de cine

Crítica: «El topo» Caza al traidor.

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 Guerra Fría. Hubo una época en la que dos grandes potencias antagónicas se repartían el mundo. Entre 1945 y 1991 Estados Unidos y la Unión Soviética, ambos poseedores de inmensos arsenales nucleares que hubiesen arrasado el planeta en caso de confrontación militar, jugaron  a un tenso juego de ajedrez  con el resto del mundo como peones. En este juego en el que socavar la influencia e información del contrario era fundamental tuvieron un papel especialmente relevante los Servicios de Inteligencia de ambos bandos.

En este contexto el escritor John le Carre, antiguo funcionario del Servicio de Inteligencia británico, creó a su personaje George Smiley que ha llegado a protagonizar cinco novelas. Le Carré apuesta claramente por el realismo, por lo que crea la antítesis del  agente secreto tipo James Bond. Smiley es un hombre gris, enamorado irremediablemente de su adúltera esposa, pero con un doloroso y profundo conocimiento de la naturaleza humana que, unido a una gran capacidad de observación, tenacidad y determinación implacable hacen de él  un perfecto jefe de espías. Le Carré tuvo la astucia de crear a Karla, el fantasmagórico homólogo soviético de Smiley. El enfrentamiento entre ambos es legendario en las novelas de espías.
 

Estamos en 1973. En el Circus (así se denomina en estas historias al Servicio de Inteligencia Internacional o MI6 británico) se detecta la presencia de un topo, un infiltrado al servicio de la URSS en el máximo nivel. El Ministro del Interior encarga a un agente retirado, George Smiley, que desenmascare al traidor.  Se desencadena una caza en la que los juegos de traición y lealtad se mezclan.
 
El sueco Tomas Alfredson ha dirigido esta estupenda adaptación de la novela  de 1974 "El topo" (Tinker, Tailor, Soldier, Spy) para la que ha podido contar con el editor Dino Jonsater y el director de fotografía Hoyte Van Hoytema, también colaboradores de su anterior película, la extraña e inquitante"Déjame entrar" 2008. Hay que destacar la gran banda sonora compuesta por el español Alberto Iglesias. La ambientación de los años 70 está correctamente conseguida y la fotografía en tonos apagados apoya totalmente el sentido de la historia. Sumando el exquisito gusto gusto por el detalle  llegamos a la conclusión de que estamos ante una película excepcional.
 
El magnifico cierre de la película, mostrando el destino de los protagonistas, está orquestado alrededor de la canción francesa "La Mer", compuesta por Charles Trenet en 1943, en su versión de… ¡Julio Iglesias! Según Alfredson, eligió esta canción porque describe todo lo que el MI6 no es y porque a Smiley le gustaría escucharla en soledad. El caso es que funciona perfectamente.
 

La estructura que inserta flashbacks en los momentos adecuados y la labor de montaje dotan  de agilidad a una historia que, contada de una forma más lineal, podría haber caído fácilmente en el tedio o en un procedimental al uso.  Todos los  personajes  están dibujados con precisión. Para ello se apoya en el espectacular plantel de actores que encabezados por un gran Gary Oldman como Smiley justifican por sí mismos la visión de la película. Entre los nombres ilustres como John Hurt, Colin Firth, Ton Hardy,  Ciaran Hinds o Toby Jones hay que destacar la gran interpretación de Benedict Cumberbatch ("Sherlock Holmes" serie de TV 2010) y la de Mark Strong ("Kick-Ass" 2010).


 
En resumen podríamos decir que es una película adulta, totalmente recomendable y muy alejada de las habituales propuestas comerciales que ofrecen los cines en estas fechas.

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