La distopía del mes (XXXI): Hijos de los hombres
Hijos de los hombres (Children of Men, 2006) es una película dirigida por Alfonso Cuarón y protagonizada por Clive Owen y Julianne Moore. Esta obra ganó el premio Saturn a mejor película, y estuvo nominada a tres premios Oscar.
El director
Alfonso Cuarón es un conocido director, guionista y productor de cine mexicano. Es responsable, entre otros, de títulos tan reconocidos como Y tu mamá también (2011), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, 2004) o Gravity (2013), que le valió un Oscar a mejor director, convirtiéndose en el primer latinoamericano que obtiene este galardón.
Admirado por su particular forma de contar historias, Cuarón se ha pasado a la pequeña pantalla para crear la serie Believe (2014) a la vez que prepara dos largometrajes: Desierto y A Boy and His Shoe.
La trama
Año 2027. El último ser humano ha nacido en 2009, por lo que durante estos 18 años, la incertidumbre, la desesperanza y el miedo a la extinción de la raza humana se han adueñado del mundo. En el Reino Unido, un gobierno fascista asesina, maltrata y expulsa a los inmigrantes ilegales. A su vez, decenas de nuevas religiones y grupos terroristas hacen aparición sin que a nadie parezca importarle lo que reivindican. La sociedad está en shock.
En este terrible escenario, Theo dedica su vida a trabajar y seguir adelante con desánimo. De pronto, se ve envuelto en un plan para proteger a una persona que tener la clave para poner las cosas en su sitio. Sin embargo, las amenazas surgen de todas partes, y deben cruzar algunas partes del país que se han convertido auténticos campos de batalla.
La distopía
Nadie sabe por qué los niños han dejado de nacer. Simplemente, no nacen. Los científicos no hallan el motivo (y mucho menos una solución), y el mundo sigue girando. La gente sigue viviendo sus vidas, pero una pregunta les atormenta: ¿Para qué? Sin nadie a quien dejarle un legado, un mundo, parece fútil cualquier esfuerzo de mantener lo que se tiene. La población envejecerá y morirá, y con eso se acabará todo.
Esta idea afecta de diversas formas a cada persona: hay quienes se sienten frustrados, enfadados o atemorizados; los hay que prefieren pasar los días como si nada sucediera, aislados de la violencia y la locura que se desata en el mundo. Toda la sociedad anhela un nuevo nacimiento, que los niños vuelvan a llenar los colegios y todo vuelva a la normalidad. Sin embargo, aunque los niños volvieran a nacer de nuevo, el mundo ya se ha ido al traste, y en eso no hay marcha atrás. Los asesinatos, los campos de concentración, la inseguridad, la insensibilidad, la crueldad… están demasiado presentes en este nuevo mundo, lo que genera una pregunta aún de mayor relevancia: ¿Merece la pena traer niños a este mundo?
La crítica
Hijos de los hombres comienza con el audio de unas noticias, que ponen un poco en situación al espectador. En los primeros minutos de metraje, Cuarón deja claro que estamos ante una película insólita, dando a entender que cualquier cosa puede pasar. Esta sensación de estar ante una historia imprevisible se debe a varios motivos (entre ellos, por supuesto, el guión), pero también ayuda a ello el inteligente manejo de la cámara, con un continuo movimiento y con escasísimos cortes entre secuencias. Es más, esta tendencia a utilizar el plano secuencia se acentúa especialmente en las escenas de acción, lo que las hace extremadamente realistas y dinámicas, consiguiendo elevar la tensión hasta niveles sorprendentes.
El director de fotografía de Hijos de los hombres es Emmanuel Lubezki, sin duda uno de los más famosos y brillantes de la historia del cine. Ha estado nominado a los premios Oscar siete veces en su categoría, y se ha llevado la estatuilla en las dos últimas ocasiones, la última de ellas por su trabajo en la exitosa Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) (Birdman: Or The Unexpected Virtue of Ignorance, 2014). En la película que nos ocupa, Lubezki realiza un trabajo sublime, como es habitual en él, y que no deja a nadie indiferente. La fotografía llama espectacularmente la atención, pero se integra perfectamente con el resto de elementos, sumando calidad en la totalidad de la obra y huyendo de protagonismos que desvíen la atención del espectador.
La música está exquisitamente elegida, un gran acierto que podría incluso pasar inadvertido. Pasa por casi todos los estilos musicales, y cada tema está íntimamente relacionado con el momento que acompaña.
Clive Owen, conocido por películas como Plan oculto (Inside Man, 2006), Rey Arturo (King Arthur, 2004) o Closer (2004) encarna al protagonista de Hijos de los hombres. Se suele empatizar bastante bien con los papeles que personifica este actor británico, quizá porque nunca deja de tener una expresión de «tipo corriente». En Hijos de los Hombres realiza un buen trabajo, especialmente debido a que da la sensación de ser una persona poco implicada en la trama, pero que está irremediablemente envuelto en ella por circunstancias ajenas a su voluntad, así que debe apañárselas intentando sobrevivir y haciendo lo que considera más correcto, o más justo, según el caso (ya que no siempre es lo mismo).
Sin embargo, a nivel interpretativo, la palma se la lleva (como de costumbre) Julianne Moore. Su sola presencia inunda la pantalla de emociones, y no deja indiferente a nadie. La actriz norteamericana, que recientemente se ha llevado una estatuilla de los premios Oscar a mejor actriz por Siempre Alice (Still Alice, 2014), ha participado en películas como El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998), El mundo perdido (Jurassic Park) (The Lost World: Jurassic Park, 1997) o A ciegas (Blindness, 2008). Moore no desaprovecha la oportunidad de desplegar todo su buen saber ante el papel que encarna Hijos de los hombres,un personaje extremadamente complejo y que acaba dejando huella en el espectador.
Hijos de los hombres, en un primer momento, puede llevar a engaño. Y lo cierto es que tiene un envoltorio poco atractivo, o, al menos, que no cuenta toda la verdad sobre lo que hay detrás. Estamos ante una película asombrosa a varios niveles; en primer lugar, la puesta en escena y el trabajo de Lubezki y Cuarón es – cuanto menos – magnífico. En el plano interpretativo, se puede (y se debe) disfrutar del trabajo de unos actores de primer nivel. En cuanto a la historia, es terriblemente realista, y despierta muchas emociones en el espectador, pero ante todo es una película incómoda. Tiene una enorme carga ética, plantea situaciones que aún siendo aterradoras, son extremadamente factibles y posibles en el mundo en un futuro no demasiado lejano. Todas estas características la convierten en una película muy completa, y que – sin duda alguna – encabezaría uno de los puestos más altos en un hipotético ranking distópico. Es necesario tener cuidado, ya que cualquiera que se asome al atroz mundo de Hijos de los hombres, no puede dejar de mirar.