Crítica: «Predicador: Se Acerca el Infierno», amor y odio.

Llegamos al final de Predicador… las piezas han sido movidas por Jesse para que se desencadene ese gran final en el número 66, último de la colección. Pero antes quedan unos cuantos cabos sueltos que es necesario atar para que ese mencionado final sea redondo, cerrado y satisfactorio.

Esto es lo que nos encontramos en Se acerca el Infierno, el octavo tomo publicado por ECC Ediciones que recopila los números 51 al 58 de la serie original y que incluye el último de los one-shot… esta vez el dedicado al propio Jesse Custer, Tulip y Amy.

En cuanto a los protagonistas principales se refiere, su amor demostrará ser la fuerza más poderosa y motivadora que existe, capaz de cerrar heridas y hacer desaparecer su cicatriz, capaz de olvidar traiciones. Un amor puro y animal que ha estado ahí todo el tiempo, pero que ahora muestra su verdadera dimensión en un emotivo reencuentro. Y si este reencuentro es amable y esperado, el que se tiene con Cassidy es angustioso… pero por su tensión y consecuencias. Previamente, Garth Ennis a aprovechado para informarnos con efectivos flashbacks de aspectos hasta ahora ocultos del pasado de Tulip y Cassidy. Es ahora, casi al final de la serie, cuando vamos a descubrir quienes son en realidad y de donde vienen ambos.

Merece este tomo que nos detengamos de manera especial en tres secundarios encantadores. Caraculo, al que acompañamos en su ascenso y caída como estrella del rock, simbolismo de un absurdo y descerebrado consumismo de modas que se alimenta de si mismo y acaba volviendo a su punto de origen. Starr, que sigue su cruzada particular y sigue perdiendo partes de sí mismo, esta vez no de forma metafórica, sino literal. Y Amy, esa encantadora amiga de Tullip y Jesse a la que le terminamos cogiendo cariño y que se muestra tan cercana y tan real que es el punto de unión con la normalidad no solo para los protagonistas del cómic… sino también para el propio lector.

Garth Ennis sigue colocando las piezas de este gigantesco puzzle de manera tranquila, calculada… todo va encajando y ese puzzle comienza a tomar forma… ya casi está completo. Todos los protagonistas han sufrido algún cambio que les ha hecho evolucionar de una forma u otra, los ha transformado, como no podía ser de otra manera en esta inmensa epopeya que es Predicador. Y ahora están todos ellos preparados para encararse con su gran final. Como veremos en la próxima reseña.

Pero antes de terminar debemos dedicar unas líneas a esa historia complementaria, En Lo Alto de la Silla. En Ella, unos jóvenes Jesse, Tullip y Amy se enfrentan a unos ladrones de ganado sin escrúpulos, luciendo ya su inherente libertad, valentía y desparpajo. Vuelve a ofrecernos Ennis una historia con tintes de western que no es más que una excusa para divertirse y divertirnos y, ya de paso, reforzar el pasado y la amistad de estos tres personajes.

Garth Ennis y Steve Dillon lo vuelven a conseguir… divertir, escandalizar, sorprender y caricaturizar por partes iguales… con la misma fuerza y contundencia que lo hacían al comienzo pero con el añadido de estar saboreando ese gran final que se avecina como una oscura tormenta por el cielo del horizonte. Temible, inevitable y definitiva.