Crítica: «Cazador de Sonrisas», de Agustín Ferrer.

Grafito Editorial se lanzó a la aventura (arriesgada, loca, kamikaze?) de publicar cómics en nuestro país. Su llegada, a finales del pasado año, estaba envuelta en una patente ilusión por su proyecto, nacida del amor que sus integrantes sienten por el género. El primer cómic, el encargado de inaugurar y estrenar la editorial, fue Cazador de Sonrisas, de Agustín Ferrer Casas… del que a continuación vamos a hablar.

En Cazador de Sonrisas conocemos (a través de un relato que se desarrolla en los años ’80, durante una convención de estomatólogos) al Dr. Dunne, padre ejemplar de familia ejemplar. Odontólogo eminente que ejerce diligentemente su profesión en la soleada Florida de los ’60. Podemos percibir todas estas sensaciones en las vibrantes primeras páginas del cómic… repletas de luz, de calidez, de alegría y chicas ye-ye. Y podemos percibir que ese mundo de color y frivolidad que rodea al bueno de Dunne y su familia es solo un velo que encubre un turbio secreto donde se mezclan oscuros vicios inconfesables y bochornosas adicciones. Y ese mundo de dos caras perfectamente ensamblado terminará estallando con la llegada de nuevos vecinos y nuevos clientes (nueva y atractiva clienta) a la clinica del Dr. Dunne. Nuestro protagonista encontrará a un sobreprotector padre que, paradójicamente, se parece a él mismo más de lo que le gustaría admitir…

Durante las más de cien páginas que conforman este cómic vamos a poder deleitarnos de una narración ágil y en constante evolución. Los personajes son prácticamente tangibles, humanos y creíbles… envueltos en una historia de época repleta de todo tipo de situaciones. Agustín Ferrer es capaz de retratar todos los aspectos del ser humano y mostrar la dualidad, a veces extrema, a la que podemos ser capaces de llegar. Así, vamos a encontrar momentos hilarantes, costumbristas, turbios, violentos, eróticos… Conformando un relato redondo con una resolución sorprendente donde la línea del bien y del mal, de lo amoral incluso, se torna algo difusa.

En el aspecto gráfico no se puede tachar falta alguna. Los dibujos de Agustín son claros y limpios, de corte clásico y realista. Detallista, fotográfico. Los exteriores son recreaciones exactas de una época y destilan vida en cada plano. Los interiores siguen esta misma línea y no se ha descuidado el mínimo detalle, dejando unos fondos vivos que no por ello estorban ni ensombrecen a los protagonistas. Que decir de estos… el retrato y las expresiones son materia dominada por Agustín Ferrer, que sabe transmitir con miradas y gestos lo que piensan y sienten sus personajes. Una palabra debe estar presente, siempre, cuando se habla de este cómic: color. Este aspecto del dibujo ha sido cuidado, mimado, de forma minuciosa y con esmero, potenciando todos esos aspectos positivos que ya he comentado y elevándolos a cotas superiores.

Una de las obras más trabajadas y meticulosamente cuidadas que he leído. El cariño que se le ha puesto a esta obra está patente en cada dibujo, en cada viñeta, en cada página. Por cierto… las páginas… La composición de las mismas es otro aspecto a destacar por sí mismo, pues potencia la sensación de pulcritud y cuidado de la obra. Además, el autor se permite jugar con los límites de las viñetas, dando lugares a divertidas y efectivas composiciones. Me cuesta valorar cualquier cómic como obra maestra pero, si Cazador de Sonrisas no lo es… estará muy cerca de serlo.

Felicito a Grafito Editorial por esta publicación y, sobre todo, a Agustín Ferrer por esta gran obra. Un autor semidesconocido al que vamos a tener que seguir muy de cerca. Solo puedo recomendarlo, sin ningún tipo de duda, a todo buen aficionado al cómic. Grafito Editorial, además, no solo presenta el tomo en formato físico con algunos regalos incluidos, sino que facilita la compra de su versión digital por tan solo 2’50 € desde su web.

Mejor por menos, es imposible.