Crítica: El Hombre Sediento Nº 1, de Kazuo Koike y Goseki Kojima

Con independencia del peso de El Lobo Solitario y su Cachorro sobre el resto de las obras que conforman su saga de la Era Edo para divulgar sus amplios conocimientos de la época  y dar su punto de vista del Japón feudal en general y la Era Tokuwaga en particular, y sí, como si de esto-que-está-muy-de-moda-ahora-del-universo-compartido se tratara, es de celebrar que se reanude las publicaciones de la obra a lo duets de Koike y Kojima en ese momento histórico que tan bien conocen.

Si en la ya citada se hace un recorrido general por todas las esferas sociales de la época pero incidiendo en el mas más bajo y rural donde la perspectiva histórica es más amplia, al margen de que esa circunstancia concede más excusas para crear más historias y para conocer más matices de sus personajes, en el Hombre Sediento (Kawaite Sorou) compartiremos mesa con el Shogun (jefe militar de la época, y porque no decirlo, gobernador supremo aunque el que firme sea el Emperador), profundizando más en un escenario que pasó más inadvertido en El Lobo. Es de agradecer el cambio en los ambientes como también se vio en Asa el Ejecutor, que esta sí que es coetánea tanto en publicación como en momento histórico, a modo de spin off recíproco, como excusa para contar historias sumamente interesantes con un claro contenido lectivo, porque si juntamos todas las obras que conforman la Saga Edo, estudiaremos las claves de interés histórico, político, económico y social de la Era Tokugawa mejor explicado que el más ilustre catedrático de historia. Si sólo escogemos el Lobo, podemos dejar cojo este aprendizaje. Por eso es de destacar el hecho de que ECC Ediciones rescate El Hombre Sediento (y Hanzo, del que ya hablaré en próximas entradas) porque se adentrará en un entorno por explorar. Y cuando cronológicamente está más alejado de las otras dos, puesto que estamos en una época (la Tokugawa, con más de 250 años de gobierno) bastante inmovilista, prácticamente parece que comparten familia.

Ese es su punto fuerte, que para los veteranos de El Lobo y Asa, se va pormenorizar en este universo compartido enriqueciendo la visión global de este pasaje histórico, sin perjuicio del torrente narrativo de ambos autores con su siempre eficaz truco de narración alargada pero destacando el detalle, el desarrollo y caracterización de los personajes lo que hace que esa descomprensión no resulte molesta por lo que nada más arranquen las situaciones y los personajes, la lectura será absorbente; y para los novatos, que no sepan de las anteriores, no será necesario que las conozcan como si de un crimen se tratara no leer primero otra koikada que no sea El Lobo. Es más, siendo más corta que esta, casi recomendaría empezar por la presente para luego darte el atracón con Daigoro y su padre..

Se acaba de publicar el primer volumen (de ocho) y hasta que la obra no termine no podré decir que se queda corta, que es justita o todo lo contrario, que debiera tener la duración de la ya repetida; pero siendo el escenario de actuación mas reducido que en la anterior, es comprensible a priori la disminución de páginas (aunque nunca se sabe si los personajes serán tan redondos como en Asa y El Lobo) habida cuenta que los personajes principales y secundarios serán menos y mas utilizados que en las otras dos cuya influencia (y eso no puedo negarlo por lo obvio) será patente, aunque a lo mejor luego el tema va por otro lado y modifica esta previa impresión.

Ya adelanto que las intrigas palaciegas y las escenas de acción funcionan tan bien como en las otras. El dibujo de Koyima es dinámico y las imágenes cobran vida, otra vez. Y que bien desarrolla los combates. Quiza se alarguen, pero es un espectáculo gráfico tan realista como pocas veces he visto en un comic. Por mucho que se repita en eso, puesto que los combates son el pan nuestro de cada día en este tipo de obras, se siguen viendo como si fuera la primera vez. Es un alucine, da igual que sea en un salón, en un bosque, en un camino, en un puente,… el realismo es tan absoluto en movimientos de lucha, lenguaje corporal y expresión facial, que siguen quitando la respiración.

Se me olvidaba. El argumento. Nos encontramos a primeros del siglo XVIII, con el octavo Tokugawa en el poder y el señorito Mondo Kainage se dirige al palacio del Shogun como su nuevo catador. Puesto que un clan rival conspira para asesinar al primero, en el segundo encuentran un obstáculo (se supone que es el número uno) por lo que deciden empezar por Mondo. Lo que pasa es que este no sólo es bueno en el arte culinario y detectando venenos, sino que es un espadachín de primera y un estratega de champions league lo que provoca unas reacciones en ambos lados de la contienda de auténtica sorpresa para disfrute del lector. Personalmente estoy ansioso por conocer más de este Mondo, sus tretas y su buen hacer. Ah!! y el pavo es un seductor nato, así que a los que le gusten las escenas de sexo (nunca gratuitas eso sí) que tan bien coloca el escritor (aunque en Cryin Freeman se pasó tres pueblos) no lo van a lamentar.

El Hombre Sediento lo acaba de publicar ECC Ediciones y constará de ocho entregas.