Análisis: “True detective” (1ª Temporada)
Hablar de la Home Box Office es hablar de calidad. Un título indiscutible para una cadena de televisión cuyo curriculum presenta varias de las series más aclamadas de las últimas décadas. Se lo ha ganado a pulso, mírenlo: “Boarwalk Empire” (2010-2014), “Carnivale” (2003-2005), “Deadwood” (2004-2006), “Entourage” (2004-2011), “Game of Thrones” (2011-presente), “The Pacific” (2010), “The Sopranos” (1999-2007), “The Wire” (2002-2008)… La lista es interminable y todas ellas – al menos en los últimos tiempos- comparten una serie de características (excelentes guiones, grandes actuaciones, portentosas fotografías, originalidad, profesionalidad, reflexión…) que han hecho de la HBO un ídolo al que adorar. Televisión de lustre de la que muchos esperamos que – algún día- alguien de nuestro maltrecho país la tome como ejemplo y se atreva a crear un producto capaz de quebrar el interminable bucle romántico y casposo en el que parecen atrapadas nuestras series. Permítanme una sonora carcajada.
Quimeras a parte, lo que sí es cierto que la HBO ya cuenta con un miembro más en su excelsa familia televisiva. “True Detective” (Nic Pizzolatto, Cary Joji Fukunaga, 2014), recién terminada en su primera temporada, es un buen ejemplo de estudio del enfermizo nivel de fanatismo o idolatría que puede llegar a alcanzar la gente. No digo ninguna locura si afirmo que – hace un par de meses- aún sin haberse siquiera estrenado un capítulo, ya había voces que se atrevían a tachar a “True detective” como la nueva obra maestra (vil etiqueta que muchos se empeñan en utilizar sin ningún tipo de objetividad o raciocinio) de la cadena estadounidense. Es decir, parece ser que por el mero hecho de llevar el sello de la HBO – algo semejante a lo que ha ocurrido últimamente con Pixar (por citar la primera marca que me viene a la mente)- dicho producto es automáticamente exaltado aún sin haberse parado un momento a analizarlo.
Pero lo que hace esta gente no es lo peor, después de todo no hacen sino moverse por ese instinto animal de querer sobresalir por encima de los demás y demostrar lo fantástico y maravillosamente modernos e intelectuales que son. Todos hemos tenido dieciséis años. Lo que es más dramático en este asunto, es cuando abres los periódicos y descubres artículos escritos con este mismo afán de fanatismo y que – además- pretenden sentar cátedra. Los periódicos, que deberían ser un ejemplo a seguir de rigurosidad y objetividad, prefieren – en muchos casos- sobreponer la vulgaridad dialéctica con el último fin de generar polémica y atraer así al mayor número posible de lectores. Hablo de series pero, por desgracia, esto es aplicable a casi todas las secciones.
Para ejemplo un botón. Sin dar nombres, ni referencias para que nadie se de por aludido – si alguien tiene interés podrá encontrar el artículo sin mucho problema-, en un blog de uno de los principales periódicos patrios, alguien – un periodista supongo- en un acto de profundo e inexplicable odio y salpicando todo de bilis, dedicó a “True detective” un artículo insultantemente parcial y ridículo, escrito a partir de juicios personales sin fundamento e ideas estereotipadas. Ninguna formalidad: su único objetivo era la polémica. Sus principales argumentos en contra de “True detective”, es que se trataba de una serie lenta, donde los personajes no evolucionaban y cuyo guión – aseguraba- hacía aguas por todas partes.
A pesar de que las explicaciones que da respecto a cada punto son dolorosamente pobres, habría quien pudiera tomar su opinión como perfectamente válida. El problema – y es aquí donde quedan claras las intenciones del autor- es que este juicio de valor no se hizo respecto a la serie en su conjunto, sino a partir – únicamente- de sus dos primeros capítulos. ¿Cómo se puede asegurar que la historia hace aguas o que los personajes no evolucionan – ambas afirmaciones erróneas- si solo has presenciado la mitad del producto? ¿El que una serie/película sea lenta es acaso un aspecto negativo? Es terrible observar como la innegociable corrección que debería ser base de todo periodismo, está empezando a ser sustituido por formas tan espurias como las practicadas por aquellos que idolatran sin conocimiento. Lo peor, es que estas actitudes lo único que hacen es alimentar esa asquerosa lacra que es el opinar sin saber.
No voy a ser yo quien califique la primera temporada de “True detective” como una obra maestra, principalmente porque no creo que se pueda evaluar un trabajo de tal magnitud en base a un único visionado. Su verdadera calificación vendrá cuando el exagerado delirio actual empiece a dar paso a calmados análisis que diseccionarán, punto por punto, las bondades y limitaciones de la susodicha serie. Mientras tanto, en base a una primera impresión del conjunto, creo que se puede afirmar que “True detective” – al menos para quien aquí escribe- es una obra que reúne muchas excelencias, si bien, también consta de algunos puntos sobre los que se puede discutir. Vayamos por partes.
“True detective” como serie
Como otros muchos antes que yo han apuntado, el total de “True detective” no deja de ser sino una gran película de ocho horas dividida en otras tantas partes. Concebida y escrita por el novelista Nic Pizzolatto, fue a su vez dirigida en exclusiva por el californiano Cary Joji Fukunaga, algo bastante insólito en las series de televisión que –normalmente- suelen contar con varios guionistas y directores. Esta primera temporada – tal como ocurrirá con las posteriores según los planes declarados por la HBO- es de carácter autoconclusiva y parte de la investigación realizada por una peculiar pareja de detectives. Aquí tenemos el primer gran acierto de “True detective”.
Tenemos multitud de ejemplos televisivos de qué es lo que ocurre cuando una serie se desarrolla sin tener previsto un final para la misma. Sin una meta clara, las tramas se multiplican, retuercen y entremezclan entre sí generando, con el paso de las temporadas, un batiburrillo tan complicado – y opuesto a la idea de partida- que nadie es capaz de resolverlo de forma satisfactoria. No creo que sea necesario recordar el esperpento que terminó siendo “Lost” (J.J. Abrams, Damon Lindelof, 2004-2010) – paradigma supremo de esta realidad- bien secundada por una desdibujada “Dexter” (James Manos Junior, 2006- 2013) o el irrisorio sueño de Resines.
En el extremo contrario – y citando una serie actual conocida por doquier- tenemos a la merecidamente aclamada “Breaking bad” (Vince Gilligan, 2008-2013), que prácticamente desde su gestación tenía bien claro qué es lo que quería contar, cómo lo quería contar y el número de capítulos/temporadas que se iban a utilizar para ello. Y siempre, permaneciendo fiel a sí misma. El resultado es sobradamente conocido. “True detective” ha apostado de forma competente por esta eficaz fórmula, creando historias cerradas y bien pautadas. Esto – que recuerdo será una constante de todas las temporadas- permitirá a la serie mantenerse fresca año tras año, ya que personajes, escenarios y tramas cambiarán de manera continuada. ¿Se podrá convertir de esta manera “True detective” en algo parecido a lo que es el “Doctor who” en la BBC?
Chambers, Lovecraft y el horror
“True detective” relata la historia de una perturbadora investigación que se extiende a lo largo de diecisiete años. Un descenso a los infiernos espirituales y terrenales de la humanidad, cuyo punto de partida se encuentra en un brutal asesinato con marcados caracteres satánicos. Su escenario es una arcaica Lousiana que parece estancada en el tiempo. Todo se encuentra sumergido bajo un pesado halo de suciedad, degeneración y violencia. La superstición, el pesimismo y los miedos atenazan a unos habitantes consumidos por una violenta y oscura realidad. Amenazantes en la lejanía, unas grises fábricas vigilan omnipresentes un mundo sumido en la degeneración, en donde los pantanos amenazan con tragárselo todo. Carcosa es real y es producto de la ingeniería humana.
Hablar de Carcosa es hablar de la literatura fantástica de terror. El propio Pizzolatto ha confirmado la fuerte influencia que estos relatos han tenido a la hora de desarrollar la asfixiante y confusa atmósfera que envuelve “True detective”. La misteriosa Carcosa de Bierce y Chambers es recreada en pantalla tan confusa y amenazante como las detalladas ruinas de Lovecraft. También son constantes las menciones a un tal ‘Rey Amarillo’ procedente de uno de los libros de Chambers. Ensoñaciones, irrealidades, monstruos… El límite entre lo real y lo sobrenatural es tan difuso que nadie distingue donde empieza y acaba la pesadilla.
“True detective” es densa y compleja. La ingente cantidad de datos, referencias y personajes hacen muy recomendable el uso de papel y lápiz para tener claro quién es quién en este rompecabezas policial. No es para nada descabellada la idea de verse de seguidas los ochos capítulos que conforman esta primera temporada, para tener lo más fresca posible toda la información que se maneja. Estamos ante una de esas series que requieren máxima y constante atención por parte del espectador, ya que cualquier despiste puede ser fatal a la hora de seguir y comprender la intrincada trama que se presenta (y aún así son muchas las cosas que se escapan, de ahí la importancia que doy a posteriores revisionados).
McConaughey, rey en Carcosa
Las comedias románticas son historia. Matthew McConaughey se ha enfundado el traje del drama y el mundo aún se frota los ojos ante el sorprendente descubrimiento de un actor inconmensurable. Que el tejano está pasando por el mejor momento de su carrera artística es indiscutible y por ello – y no solo por su papelón en “Dallas Buyers Club” (Jean-Marc Vallée, 2013)- la academia de Hollywood le ha concedido un muy merecido Oscar de Mejor Actor. Sin duda, uno de los mayores aciertos de “True detective” ha sido apostar por este actor para encarnar al detective Rust, el personaje más destacado de toda la serie y cuya caracterización ha resultado antológica.
Rust, apodado como ‘el recaudador’ por el enorme cuaderno que lleva siempre consigo, es un nihilista resignado a una tormentosa existencia. Su personalidad es producto de una vida que no le ha sido propicia y que le ha mostrado siempre la cara más cruel. No se siente capaz de encajar en un mundo cuyo funcionamiento – para disgusto de su compañero Marty- tiende a simplificar en retorcidas divagaciones metafísicas y filosóficas. Solitario, inteligente, observador y racional, el personaje de Rust permanece invariable durante la mayor parte de la serie para solo, en un último instante, alcanzar una extraordinaria redención interna que le reconciliará consigo mismo y con el mundo.
Más visible es la evolución que sufre Marty, interpretado por un Woody Harrelson fantástico aunque eclipsado por McConaughey. Padre de familia, orgulloso y mujeriego es un personaje tan imperfecto como real. Suyo es un largo camino de maduración donde tropezará una y otra vez con las mismas piedras, perdiendo todo aquello que ama pero que es incapaz de apreciar hasta que ya es demasiado tarde. Marty es la rutina, pero le atemoriza la monotonía y simplicidad de esta. Se acuesta con otras mujeres y se miente a sí mismo para evitar los remordimientos y mantener la paz interior. Como ocurre con Rust, el transcurso de la investigación servirá de catarsis para su espíritu y la aceptación de su lugar en el mundo.
Así es. “True detective” es la historia de evolución y camadería de Rust y Marty. Juntos recorrerán una oscura y larga travesía en donde aprenderán a valorar las pequeñas cosas de la vida. El largo epílogo de “True detective” es agridulce – como la vida misma- pero ofrece una brillante esperanza imperceptible en cualquier otro momento de la trama. La luz llegará por primera vez a la siniestra Carcosa y, superado el horror, la vida de ambos personajes quedará sellada – por siempre- por la amistad. Un punto y final anticlimático, opuesto a lo que cabría esperar y que puede no satisfacer a todos. Es la “liberación” – así lo describe Pizzolatto- de dos hombres atormentados que han sobrevivido a una noche sin estrellas.
Conclusiones y futuro
Veo a “True detective” como una serie que, a pesar de su lentitud en el desarrollo (lo que insisto no el algo negativo, más bien todo lo contrario), es capaz de captar la atención del espectador desde prácticamente los primeros minutos y – a partir de ahí- crear un arco de tensión ascendente y constante hasta su particular desenlace. El principal ‘pero’ lo encuentro en lo enrevesada que llega a ser la trama en determinados momentos, problema derivado – así lo entiendo- de la gran cantidad de datos y nombres que se manejan. Pero no debemos olvidar que “True detective” es una serie de personajes en donde la historia no es sino un complemento para su desarrollo. Si algo tiene de excelencia la serie de Pizzolatto, es aquella procedente de Marty y Rust y la profunda metamorfosis que sufren.
¿Y de cara al año que viene? Pues las posibilidades son innumerables porque será prácticamente como empezar de cero. Hasta el momento poca información existe al respecto. Pizzolatto solo ha avanzado que “tratará sobre mujeres duras, hombres malos y la historia oculta del sistema de transporte de Estados Unidos”. Lo que parece seguro que los personajes seguirán primando sobre todo lo demás, lo cual es un gran acierto. Por el momento parece que la HBO estaría dispuesta a tirar la casa por la ventana y – aunque por ahora solo son rumores– parece ser que Brad Pitt podría encarnar a uno de los protagonistas de la segunda temporada. De confirmarse, estaríamos – sin duda- ante uno de los mayores bombazos de la historia de la televisión.
No me lo leo porque tengo pendiente ver la temporada entera en las próximas dos semanas pero… ¡prometo leerlo en cuanto me la acabe! Qué ganas le tengo después de que todo el mundo la haya puesto por las nubes.