Resumen de la Crítica
Valoración
“Shutter Island” constituye otra adaptación de una obra literaria llevada a la gran pantalla por el cine americano.
Quizá la enésima en muy poco tiempo, sí, pero beneficiada en este caso por la capacidad de Martin Scorsese para convertir las palabras de Dennis Lehane, autor de la novela de mismo nombre, en una de las grandes obras del celuloide.
Envolviendo al espectador desde el primer momento en que Leonardo DiCaprio (por fin involucrado en un film visible, en el papel principal de Teddy Daniels) desembarca en la isla, la obra de Scorsese mantiene en tensión al público durante toda la investigación llevada a cabo por el protagonista.
Daniels es un agente judicial a quien, junto a su compañero Chuck Aule (Mark Ruffalo), se le ha encargado averiguar el paradero de Rachel Solando, una paciente del psiquiátrico que la isla alberga, desaparecida en medio de una tormenta.
A partir de este instante, protagonista y espectador se ven inmersos en un universo en el que locura y cordura parecen atravesar continuamente la fina línea que las separa, descubriendo junto al agente los significativos detalles que parecen formar parte de un elaborado complot por parte de los doctores que controlan la isla, y que nos conducirán a un sorprendente final que dará un completo vuelco a la concepción de todo lo que se ha visto y creído hasta ese momento.
Y es que nos encontramos ante una de las pocas joyas (entre las que se puede incluir “El sexto sentido” o “Los otros”) que consiguen cambiar la perspectiva de la realidad de forma inesperada, dando al mundo que se plantea un giro de ciento ochenta grados. Y todo esto de la forma más complicada: haciendo que al espectador le parezca natural y lícito, sin sentirse estafado.
Porque existe alguna que otra película, asombrosamente considerada como obra de culto que, queriendo jugar con el “factor sorpresa”, acaba cayendo en desvaríos tales como el hecho de que uno de los personajes rebobine una escena, a su antojo, con un mando a distancia.
Y sí. Hablo de “Funny Games” (por poner un ejemplo), cuyo guión acaba resultando más desagradable por la descarada manipulación que trata de ejercer sobre el espectador que por lo que relata en sí (que no es poco).
Pero este no es el caso. Porque “Shutter Island” no es sólo una buena adaptación, sino también una buena película, en la que coexisten el minucioso cuidado de los detalles que hacen posible la inquietante atmósfera que envuelve a la trama, con la magistral actuación de DiCaprio y el resto del elenco.
Es un pequeño rayo de inteligencia en medio del sinsentido que caracteriza últimamente al cine estadounidense.
A destacar, la frase con la que el protagonista pone fin a su historia:
“¿Qué es mejor? ¿Vivir como un monstruo o morir como un hombre bueno?”
