Resumen de la Crítica
Valoración
Daimos, Ultraman, los Power Rangers, Gundam, Gurren Lagann, Evangelion… regocijaos fans de los mechas y los monstruos gigantes, Guillermo del Toro acaba de dar el pistoletazo, un nuevo género surge en las salas de cine, el buffet libre está servido. Ha llegado Pacific Rim. Y desde luego este director mejicano, uno de mis favoritos por muchos motivos, lo ha hecho de modo exquisito. Desde que empezó a rumorearse la existencia de este film, mi mente le daba vueltas a la imagen de Guillermo jugando en la cama antes de acostarse con Godzilla en una mano y el Megazord de los Power Rangers en la otra. Ahora, tras el visionado de la cinta, esa imagen cobra más viveza si cabe.
Pacific Rim es sin duda la perfecta traslación de esos juegos infantiles a la gran pantalla. Los Kaiju, monstruos impresionantes de tamaño titánico al más puro estilo Del Toro se enfrentan en esta cinta con la última esperanza de la humanidad, unos robots gigantes llamados jaeger que resultan nuestra última línea de defensa. La película va directa al grano, empieza fuerte introduciéndonos sin anestesia en esa realidad en la que una invasión alienígena llegó desde una brecha dimensional en el fondo del océano, para ir poco a poco presentando a los múltiples personajes que pululan por el largometraje y que son los que entretejen cada una de las acciones de la aventura.
Muchos espectadores criticarán la simplicidad del argumento. Monstruo grande destruye ciudad y hombres construyen robots gigantes para detenerlo. Pero es que no es ahí donde reside la riqueza de Pacific Rim. Es en todo aquello de lo que bebe, en que es un film pionero que lleva los mechas a la gran pantalla con el brillo y la gloria que merecen. Es una película sin pretensiones y muy redonda y estable en su premisa que fascina al público general y hace “flipar” a otakus y amantes de la ciencia ficción.
¿Y en qué modo se asemeja y homenajea Pacific Rim al anime de robots gigantes? Pues de principio a fin, no sólo ya con su planteamiento sino con el modo en que todo está construido. Un escenario futurista apocalíptico y multitud de personajes de gran personalidad que no necesitan líneas en su guión porque su interpretación lo dice todo, son la piedra sobre la que se asienta esta mole. Como ocurriese en muchos de los animes de robots gigantes tenemos un jefazo, un centro de operaciones, unos científicos chiflados que son la parte cómica del asunto, secundarios peligrosos pero absurdos, el héroe, el mentor, la chica tímida pero poderosa… Un variopinto listado de constantes guiños que se complementa con diseños exagerados y vanguardistas, códigos de colores que nos lanzan más de un “mensaje mudo”, los trajes (indispensables), los interfaces (cerebros conectados entre humanos, cuerpos unidos a la máquina), el modo en que están construidos los robots (pilotos en la cabeza, que se fusiona con el resto del cuerpo), los emplazamientos en que se producen las batallas (grandes ciudades, fundamentalmente orientales)…
Y como la mayoría de los anime de mechas, va más allá del puro tema científico o de las batallas, para sumergirse en las relaciones humanas, en los vínculos entre los pilotos, en el futuro del planeta, en el por qué de la invasión… La ciencia y la tecnología, los monstruos… todo es un Mcguffin que sirve de telón al auténtico corazón de Pacific Rim: El coraje humano, la ingenuidad, el auto sacrificio, el individualismo y la cooperación. Un planeta unido para defender a un enemigo imparable. Después llega el toque de Guillermo, que convierte la cinta en una historia oscura, húmeda y gigantesca, capaz de salirse de los clichés hollywoodienses y con un acercamiento visual limpio, realista y vistoso más propio del mundo oriental. (Así sí se disfruta de los robots Michael «cámara puro nervio» Bay. Chúpate esa). Muy nipón todo.
Desde el punto de vista interpretativo, es un gustazo ver a actores no tan conocidos que dan muchísimo de sí. Un Charlie Hunnam que hace más que bien de héroe atormentado, un brillante jefazo y expiloto en la piel de Idris Elba y una Rinko Kikuchi que ya demostró lo que vale en el pasado con “El mapa de los sonidos de Tokio” junto a Isabel Coixet y que en Pacific Rim deja a Rei Ayanami a la altura del betún. Los secundarios son también para aplaudir. Desde aquellos que no tienen una sola línea, como son el resto de pilotos, los trillizos o la pareja rusa, los Kaidanovskys, hasta los divertidos (a la par que decisivos) científicos Newton y Gottbleib interpretados por los televisivos Burn Gorman y Charlie Day.
Además, cameos de lujo propios de la escuela Del Toro como Ron Perlman o un apoteósico Santiago Segura ponen el broche de oro a la película.
En resumen, Pacific Rim, no es sólo un blockbuster veraniego y pese a que parte de la audiencia se aventurará a criticarla de película fácil, tonta o palomitera, tiene un transfondo humano y una inteligencia visual por encima de la mayoría de las películas contemporáneas.
Pacífic Rim es la apuesta bien ejecutada de Guillermo del Toro por el género de mechas y kaijus, la primera de muchas otras películas por venir (ya está a la vuelta de la esquina la nueva de Godzilla) y, como bien dice el director, esto no es “eye candy”, no es un caramelo para los sentidos, sino proteína para los ojos y para el corazón.
P.D: Tras ver la película vuestro cerebro no parará de tararear la banda sonora en bucle…
