Crítica: “Dallas Buyers Club”: El rodeo de McConaughey
Resumen de la Crítica
Valoración
Crítica de la película "Dallas Buyers Club".
Es bastante probable que gran parte del público nunca hubiera sabido de “Dallas Buyers Club” (Jean-Marc Vallée, 2013) sin el destacado triunfo que esta consiguió en la pasada gala de los Oscar. Sin efectismos, sin un gran presupuesto y con una historia aparentemente sin mucho atractivo, la mejor publicidad – y casi única- que ha podido tener la película de Vallée de cara al exterior, no ha sido otra que la de los premios. Frente a la actual saturación de trabajos que sufre el mundo del cine, alzarse con un galardón de prestigio significa no solo destacar sobre las demás cintas, sino conseguir llamar la atención de ese espectador ansioso de salirse del camino que marcan las productoras hacia sus multimillonarios blockbusters.
Lo que ese espectador se va a encontrar en “Dallas Buyers Club” es una amable historia de superación y redención. Son los años ochenta en la América más profunda. Ron Woodroof (Matthew McConaughey) es un drogadicto y mujeriego que, tras un incidente, descubre estar enfermo de SIDA con una esperanza de vida de apenas treinta días. El duro varapalo recibido y el instantáneo rechazo que sufrirá por parte de una sociedad inculta – su sociedad- transformarán la vida de un Ron que, desesperado por sobrevivir, comenzará a medicarse con AZT, un medicamento de dudosa eficacia pero que resulta ser altamente rentable para los hospitales.
Con esto claro, no hay que ser un genio para entender que la principal pretensión de “Dallas Buyers Club” es la de realizar una crítica al deficiente sistema sanitario que sufren los Estados Unidos, donde la legalidad o ilegalidad de unos u otros medicamentos viene dada por presiones de las grandes compañías farmacéuticas, que pretenden monopolizar el mercado con sus productos exclusivos. Ron no tardará en descubrir que el AZT no solo es ineficaz, sino que además provoca graves daños a quien la toma. De la misma manera, el mercado negro le permitirá acceder a una serie de productos que, paradójicamente, serán los que le permitan esquivar a la muerte. La reflexión que ofrece “Dallas Buyers Club” es directa y sencilla, invitando al espectador a darse cuenta de que muchas veces, las leyes impuestas no están hechas para el beneficio del miserable, sino para satisfacer la codicia de unos pocos poderosos.
Teniendo en cuenta la seriedad de los temas que toca “Dallas Buyers Club”, se hecha en falta un poquito más de ‘mala leche’ en la historia. Al contrario, para evitar levantar ampollas, se ha preferido apostar por una narración desenfadada y – en general- bastante optimista. Los momentos de mayor drama se pueden encontrar en los primeros quince-veinte minutos cuando a Ron le diagnostican la enfermedad, pero el resto de la película no deja de ser una correcta y respetuosa entretenedera bastante plácida de ver. Un producto tan notable como convencional, que si no llega a ser por sus personajes – la principal virtud de “Dallas Buyers Club” y fuente de su éxito- habría pasado completamente desapercibida.
Dos actores. El primero es el actualmente en boca de todos Matthew McConaughey, cuya carrera ha dado un vuelco de ciento ochenta grados en un abrir y cerrar de ojos. La caracterización que hace de Ron no puede ser más sobresaliente, haciendo brillantemente real el drama de la enfermedad y la particular catarsis que sufre el protagonista. McConaughey perdió veinte kilos para dar mayor credibilidad a un personaje que es el pilar maestro de “Dallas Buyers Club” y cuya evolución es – de lejos- lo más interesante que el espectador se va a encontrar. Merecido es sin duda, su triunfo en los Oscar con el premio de Mejor Actor, un reconocimiento a dos años de ensueño que – para quien aquí escribe- empezaron con la muy recomendable “Mud” (Jeff Nichols, 2012) y que han alcanzado su punto álgido con un antológico trabajo en la serie “True Detective” (Nic Pizzolatto, Cary Joji Fukunaga, 2014), sin duda, su mejor actuación hasta la fecha.
El otro actor es Jared Leto, que ha ido recogiendo tantos premios como los alzados por McConaughey. Aunque quizás alguno lo conozca más por su faceta como cantante del grupo “30 seconds to Mars”, la carrera cinematográfica de Leto cuenta con trabajos bastantes destacados y papeles protagonistas como los de “Réquiem por un sueño” (Darren Aronofsky, 2000) o la más reciente “Las vidas posibles de Mr. Nobody” (Jaco Van Dormael, 2009). En “Dallas Buyers Club” Leto encarna a Rayon, un carismático transexual que trabará una fuerte amistad con Ron. El Oscar a Mejor Actor Secundario es producto de un trabajo hecho con desparpajo y naturalidad. Un personaje de los que el público se enamora.
“Dallas Buyers Club” es Leto y McConaughey. La trama podrá gustar más o menos, mas no es por ella por lo que se va a recordar a esta película, sino por la muy destacada actuación de pareja de protagonistas. Un poco más de rabia en el guión – insisto- y habríamos tenido la película del año. Lástima.